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La historia negra de la UD

De Vinny Samways a Raúl

Las lágrimas del meta grancanario por el descenso que viene toman el testigo de las del medio inglés en 2002, que sentía a la UD suya

De Vinny Samways a Raúl

En el momento en el que el partido se acabó, Dani Giménez, portero del Real Betis Balompié, se percató de algo más allá de lo que hacían el resto de sus compañeros, locos tras la victoria con uno de los fondos del Benito Villamarín. Giménez cruzó el campo y consoló a Raúl Lizoain, su homólogo amarillo, destrozado en su cancha. Fueron solo unos segundos de consuelo, probablemente inválidos para subir la moral de uno de los pocos jugadores que sienten a la UD como suya en esta plantilla, pero el gesto fue realmente conmovedor.

La imagen devolvió a la memoria colectiva de la UD Las Palmas 16 años atrás. En Anoeta, en la última jornada del campeonato de liga del curso 2001/2002, el equipo amarillo firmó su último descenso a Segunda División. En aquella ocasión, el descenso, siempre doloroso, fue menos cantado. Y la imagen que se recuerda de él es a Vinny Samways, el inglés más canario que ha pisado un campo de fútbol, llorando desconsolado. No lo pudo reprimir.

Sus lágrimas fueron las que Raúl Lizoain soltó el jueves en el Villamarín. El descenso, que será matemático si la UD no gana al Alavés el próximo domingo y siempre que no gane el Levante, se esperaba. Pero ni así, para algunos dentro de la plantilla, se llega a asimilar. Cuestionado por ello, Lizoain, ya duchado, con más temple y ante los micrófonos no pudo resistir que sus ojos se volvieran a mojar.

"Eso no se asimila. Son momentos complicados, situaciones donde teníamos algo bonito y lo hemos dejamos escapar. Estamos en Primera División y se han cometido muchos errores, no nos han salido bien las cosas y estás en esta situación. Es una pena, pero si bajamos, pues a intentar estar el año que viene en Primera otra vez", aseguró Lizoain antes de salir del Benito Villamarín.

Mérito por su trabajo

Mérito por su trabajo

Raúl Lizoain fue titular en la portería del Benito Villamarín como "un premio al trabajo" durante toda la temporada. Aunque alternó durante parte del año su puesto con Leo Chichizola, el meta argentino le ganó en el duelo por adueñarse del arco. "Es un chico siempre predispuesto a todo, siempre con una buena cara, con ganas de animar al compañero, de ayudar. Es un espectáculo verlo entrenar. Estuvo a un nivel espectacular", explicó Jémez tras finalizar el partido.

El rostro de Raúl Lizoain es uno de los pocos que queda del ascenso de hace tres temporadas a la Primera División. El cancerbero es uno de los siete supervivientes de la catástrofe del 22-J (junto a Dani Castellano y Javi Castellano, Momo, David García, Tana y Vicente) y de los ocho futbolistas que ascendieron el 21-J hace tres temporadas (los de antes junto a David Simón).

Su rostro, discutido hasta la eternidad cada vez que se pone los guantes en la portería de la UD, forma parte de la última UD Las Palmas. Sus ojos vidriosos, del descenso que se consumará en breve, pero también de la identidad del equipo grancanario. Porque dentro del proceso de desnaturalización que ha vivido el equipo en los últimos meses, Raúl es una de las caras que se han mantenido, el acento canario dentro de "los mercenarios" de Paco Jémez.

La canariedad que llevó a Las Palmas a lograr una identidad propia en estos años en la élite, sostenida con piezas que encajaron bien como Sergio Araujo, Mauricio Lemos, Pedro Bigas o Kevin Prince Boateng, está en peligro de extinción. Y con ella el amor y la simbología a un escudo que se ha echado de menos en gran parte de la temporada en la UD, en una campaña donde los jugadores han entrado y salido como mercancía.

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