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Operación ascenso 2019

El caro billete de vuelta

Sólo cinco equipos retornan a Primera al siguiente año del descenso desde que se instaurara el actual sistema de playoff en Segunda

El día después de que la UDen la Liga de las Estrellas, otras sombras se ciernen en el futuro horizonte amarillo con el aterrizaje en una categoría de plata y donde los tres billetes que llevan a sus poseedores a Primera son muy codiciados.

La lucha cada año se torna en fratricida por lograr tanto las dos primeras plazas, que otorgan el ascenso directo, o por hacerse acreedor a la tercera de ellas a través de las eliminatorias que dirimen los clasificados de la tercera a la sexta posición de la clasificación al término de la campaña regular.

Los fríos datos apuntan que para aquellos clubes que dejan su sitio entre los grandes, como es ahora el caso de la UD, el conseguir el billete de vuelta a la categoría perdida a las primeras de cambio, e incluso a las segundas, supone una tarea harto complicada.

Y la entidad amarilla bien lo sabe, pues después de su anterior descenso tuvo que esperar nada menos que trece campañas para retornar, incluso teniendo que sufrir en sus carnes el destierro a la división de bronce, la Segunda B.

Desde que se instaurara el actual sistema de competición en Segunda, por el que ascienden directamente los dos primeros clasificados y los otros cuatro conjuntos que le siguen en la tabla luchan por ese honor a través de eliminatorias directas entre ellos -semifinales y final-, han sido contados los casos que han hecho ese viaje de ida y vuelta en tiempo récord.

En siete temporadas, desde la 2010-11 a la 2016-17, únicamente en seis ocasiones de 21 posibles se ha dado la circunstancia de que un club que cedía su espacio en Primera retornaba a ella en el siguiente curso futbolístico. Getafe, Levante, Betis, Villarreal y Deportivo de La Coruña protagonizaron la gesta. Mención especial merece el caso del cuadro gallego, que ha logrado ese hito en dos ocasiones con el actual sistema de competición en Segunda.

El Dépor, en esas temporadas a las que nos referimos, actuó como un auténtico equipo ascensor. En el ejercicio 2010-2011 no escapaba de la quema del descenso y acompañaba al Hércules y al Almería a la categoría de plata. Se repuso enseguida de ese golpe moral y recuperaba su espacio entre los grandes rápidamente al campeonar en Segunda el curso siguiente. Pero también fue efímera su vuelta a Primera en el ejercicio 2012-13, al no conseguir salvarse.

Y como ocurría la vez anterior, el club gallego se ganaba otra vez el honor de codearse con la élite al ascender de forma directa -segundo clasificado- justo un año más tarde.

El Dépor puede volver a revivir esa etapa en breve, porque el retorno a la categoría de Déporplata. A estas alturas de la temporada, la confirmación de su descenso podría llegar en breve ante la imposibilidad de dar caza al Levante.

Si reseñable es el caso del Deportivo de La Coruña, también destaca lo ocurrido la temporada pasada. Hasta dos conjuntos que habían perdido su plaza en la Liga de las Estrellas. Hablamos del anteriormente citado Levante y del Getafe.

Granotas y madrileños acompañaban al Rayo Vallecano por aquel entonces dirigido por Paco Jémez caminito de Segunda al final de temporada 2015-16. Y 365 días después hacían el viaje de vuelta de la mano del Girona.

Directos al pozo de Segunda B

Los casos mencionados anteriormente los podemos catalogar como rara avis. Lo más normal es que los descendidos desde Primera purguen sus errores varias temporadas en el escalón inferior. Incluso hay casos en que el golpe moral y estructural que produce abandonar el caviar de Primera les lleve a dar con el club en el pozo de Segunda B, e incluso de la desaparición. Y de eso sabe la UD Las Palmas, que en el descenso de 1988 acababa en la categoría de bronce en 1992 tras cuatro campañas en Segunda.

Más graves han sido los casos de dos conjuntos que, desde que se instaurara el sistema de competición actual en la división de plata (la temporada 2010-11) hicieron esa travesía del tirón.

Uno de ellos fue el CD Tenerife. El cuadro chicharrero perdía su sitio entre los grandes en el ejercicio 2009-10 y en el 2011-12 ya era de Segunda B. Lo mismo le ocurría a otros histórico del fútbol español, el Racing de Santander, que todavía sigue pululando por esa categoría semiprofesional y hasta hace relativamente poco, en 2012, paseaba su nombre por estadios como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou.

Y es que hasta clubes grandes de la competición española que dieron con sus huesos en Segunda tardaron más tiempo de lo previsto en retornar. El caso más significativo fue el protagonizado por el Atlético de Madrid. En el año 2000, con Juan Carlos Valerón en aquella plantilla donde figuraban también jugadores como Molina, Ayala, Solari, Kiko o Hasselbaink, el cuadro visitaba un infierno del que tardó en salir dos temporadas.

Todos estos datos determinan que a la UD, desde el pasado domingo equipo de Segunda División, le queda un arduo camino por recorrer en su objetivo por retornar entre los grandes. La pregunta sin respuesta es cuánto tardará en lograrlo. Esto no sólo depende de una acertada planificación, sino también de su actitud en una categoría donde se vive una lucha sin cuartel por las plazas de honor.

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