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Descendiendo las empinadas cuestas que conducen a Ipurúa, después de la fiesta del equipo con su afición por la temporada finalizada en cuanto a su andadura como local, un aita -padre en euskera- le comentaba a su hijo de unos 12 años: "Es que Las Palmas no ha jugado a nada". En esa frase queda recogida la esencia de la actuación de la UD en tierras eibarresas, donde cayó por 1-0.

Y van ya 15 jornadas consecutivas sin ganar, que no son pocas. La escuadra grancanaria sigue empeñada en pulverizar registros históricos negativos en su deambular por Primera División en la recta final de este particular purgatorio hacia Segunda.

Los amarillos cerraron en Eibar su periplo como visitante y lo hicieron sin poder revertir su pobrísimo bagaje lejos de Gran Canaria. Termina el curso sólo sumando aquella victoria en Málaga en la tercera jornada del campeonato.

El conjunto eibarrés, sin demasiado alardes, superaba a un adversario que reincida en los pecados capitales que le persiguen desde los albores de la competición. A Las Palmas volvía a faltarle carácter y pecaba de indolencia en ataque. De nuevo su adversario le superaba con muy poco.

Aunque Paco Jémez acababa contento con el rendimiento de los suyos hace siete días ante el Getafe, a pesar de la derrota, el técnico cordobés cambiaba hasta cuatro de sus piezas con respecto a aquel once. Y en teoría sólo tenía que hacer un modificación por la lesión de Etebo.

Jairo fue quizás la decisión más sorprendente. A él hay que unir la presencia de Vicente y de los hermanos Castellano, Javi como eje en la medular y Dani en su costado izquierdo. El técnico, tras ser criticado por la ausencia de canarios en su última alineación, apostaba esta vez por tres, cuatro si sumamos la inclusión de Momo en la segunda mitad. El extremo regresaba a los terrenos de juego después de un largo periodo lesionado, cosa que notó pues no protagonizó apariciones destacadas.

La UD salía al verde de Ipurúa con cierto desparpajo, incluso con acercamientos al área eibarresa -una falta desde la frontal de Gálvez que detuvo en dos tiempos Dmitrovic-. Pero como casi siempre muy pronto llegaba el primer mazazo. Únicamente con cuatro minutos disputados, Inui servía un pase en profundidad para Orellana que ya dentro del área giraba sobre sí mismo para zafarse del defensor y dejar solo a Charles para que empujara la bola hasta el fondo de la red.

Acusaban el golpe los amarillos, que perdían la posición sobre el terreno de juego ante un impetuoso Eibar que presionaba arriba para no dar facilidades al rival a la hora de sacar el balón jugado. Los hombres de Paco Jémez fueron recomponiendo su figura con el paso de los minutos pero sin poner en aprietos ni a la defensa ni al meta rival, como ha sido la tónica habitual de esta temporada,

Cándida Las Palmas en la ofensiva, como el cabezazo de Jonathan Calleri que se marchaba arriba tras el centro de Halilovic. Mayor contundencia mostraba el conjunto armero, asentado casi siempre en los dominios insulares y creando siempre incertidumbre por la banda izquierda de los amarillos con la profundidad de Orellana y los desdoblamientos de Peña.

Precisamente una falta en ese costado lanzada al área por Jordán se paseaba sin encontrar rematador. Tras ese susto, la incertidumbre fcambiaba de bando. Corría el minuto 26 del choque cuando un centro desde la diestra de Míchel Macedo se envenenaba tras tocar en un oponente y entre el portero y el larguero la pelota iba a córner.

Momentos en que Las Palmas se animaba al menos a tener acercamientos al área del Eibar, con Halilovic intentando filtrar el pase definitivo desde la mediapunta sin demasiada fortuna. Tampoco la tuvo Vicente sobrepasada la media hora al no llegar de cabeza al servicio que ponía Dani Castellano por la izquierda.

El partido parecía que se emparejaba en juego, pero no en el resultado. El Eibar necesitaba mucho menos que la UD para ir por delante. El cuadro eibarrés dio nuevamente señales de vida en ataque en el 35, con disparo lejano de Escalante que vio pasar Chichizola por encima de su arco.

El argentino estuvo providencial poco después. Salía hasta la frontal del área para meter la manopla y evitar que Orellana, solo, hiciera de las suyas. Estas llegadas espolearon a los armeros, que embotellaban por momentos al rival.

Hasta cuatro acciones consecutivas disfrutaron los de Mendilibar, ya que a las dos señaladas anteriormente habría que sumar un remate de cabeza inocente de Charles a centro de Orellana y otra de este último en el minuto 40, cuando Chichizola detuvo su remate rodilla en tierra. Mismo método que empleaba más tarde el argentino en el chut de Jordán con el primer tiempo tocando ya a su fin.

El arranque del segundo periodo dejaba entrever pocas modificaciones. La UD veía cómo el Eibar, sin demasiados alardes, seguía demostrando un mayor tronío que los amarillos. Los de Jémez, sin posesión, correteaban tras el balón sin ser un dechado en la presión.

Mientras, los de Mendilibar campaban a sus anchas y contaron con dos posibilidades para incrementar la renta. Primero en una falta lateral que no llegaba a rematar Charles y más tarde con un fuerte chut alto de Rubén Peña.

La primera respuesta de la UD llegaba justo después. Internada de Míchel Macedo casi hasta la línea de fondo, el brasileño fuerza el pase atrás y encuentra la pierna del meta Dmitrovic para abortar una buena opción de empate.

Los amarillos dieron un pasito hacia delante, muy ligero. Su rival, mientras, se tomaba un respiro y así el choque perdía intensidad, que tampoco era mucha hasta ese momento. El duelo se revitalizaba cuando el crono apuntaba al minuto 70.

Ezekiel, que junto a Momo fueron los revulsivos a los que daba entrada Paco Jémez para revitalizar a un equipo sin apenas pulso, robó en la presión el balón a Lombán y se quedó solo ante el meta del Eibar en el mano a mano, pero no pudo superarle.

El entrenador amarillo, que ya había sacrificado a Jairo y Halilovic, quemaba sus armas con la introducción de Erik Expósito -por Vicente- como acompañante de Calleri en busca de incrementar las opciones de empatar. Diez minutos tenían los amarillos. Pero lo que casi llega es el segundo del Eibar. Lo evitaba Chichizola al abortar el disparo de Jordán. Las Palmas se fue arriba en un intento a la desesperada, y el Eibar a la contra también pudo golpear de nuevo.

Finalmente no hubo modificaciones en el tanteador y la fiesta se desetaba en el fortín de Ipurúa, con una afición muy satisfecha por la temporada de un equipo que desde la modestia ha sabido competir una campaña más en Primera con sus armas. Todo lo contrario que la UD, que desde el inicio del actual ejercicio ha protagonizado un sifín de meteduras de pata. Y así le ha ido.