Ha pasado ya medio siglo desde la época dorada de la UD. Con el paso de los años se ven las cosas de diferente forma. Algunas varían o se distorsionan en el recuerdo. Pero en la memoria de Mamé León, ¿cuáles son los que le avivan cuando piensa en aquellos días de gloria?

Tengo muy buenos recuerdos. Primero, porque mis sentimientos con el club empiezan desde muy pequeño, cuando vivía cerca del actual Monopol y el equipo se concentraba muy cerca de mi casa y los veía. Después, prosiguió mi devoción en Tafira cuando se concentraban en la residencia de Feluco Bello y veía pasear con el chándal a Castañares, Yayo, Montes, etcétera. De ahí a que años después realizar mi sueño realidad gracias a la apuesta de la cantera que llevaba a cabo el señor Obiols, junto a Eufemiano Fuentes y Carmelo Campos y así salieron buenos jugadores como Betancort, Aparicio o Sacaluga. Y ya detrás salimos nosotros. Tuvimos la suerte de ganar el Campeonato de España juvenil con la selección de Las Palmas y la final le ganamos a la selección castellana.

De esa hornada juvenil salió el gran equipo de los 60...

Sí. La UD estaba por entonces en Segunda y Rosendo Hernández fue quien nos llevó de pretemporada a la Península a unos cuantos. Jugamos contra el Zaragoza, Rayo Vallecano, Betis y el primer partido de liga contra el Recreativo de Huelva. Me acuerdo que estábamos en el hotel y nombró a Rafael, comenzó a temblar y le dije: "chacho, no tiembles"; hasta que me nombró a mí y entonces el que tembló fui yo [ríe a carcajadas]. Germán, Rafael y yo debutamos siendo juveniles sin pasar por el Aficionados (el equivalente a la actual Las Palmas Atlético).

Siempre tirando de la cantera, de la gente de la casa.

Al año siguiente vino Vicente Dauder (1963-64), mantuvo la base y dio entrada a otros como Óscar, Manolín y ahí ascendimos. Hay que recordar que había muchos jugadores de Tenerife también. José Juan, Martín, los Gilbertos... Todos dieron lo que tenían por aquel equipo.

Ahora el club está tirando de la cantera por necesidad salarial. De aquellos Diablillos Amarillos a los que usted perteneció al equipo filial de ahora, del que muchos jugadores canteranos quieren pertenecer a la primera plantilla, ¿cree que están a la altura de aquel equipo campeón de España juvenil (1962)?

A mí me encanta que se apueste por la cantera. Entrené a Las Palmas Atlético con una serie de jugadores que los quiero a todos de maravilla: Mayé, Farías, Calvo, Felo... Esos reforzaban al primer equipo y a la vez podían jugar con el juvenil. Ahora, ¿qué pasa? Los canteranos tienen entre 23 y 24 años y no han jugado arriba. Esa edad en aquella época ya hubieran sido considerados veteranos en la cantera.

Se consolidó el equipo y fueron capaces de luchar de tú a tú con los históricos del fútbol español. Un segundo y un tercer puesto en la Liga y nunca se usaron las excusas geográficas o de limitaciones isleñas que hoy tanto se usan.

Viajábamos en avión los viernes y a veces teníamos que coger uno que venía desde Fernando Poo (actual Bioko, una isla perteneciente a Guinea Ecuatorial), un Superconstellation de hélices. Llegaba a veces a la una o dos de la madrugada y estábamos en el aeropuerto esperando para seguir a la Península. El avión estaba lleno de morenitos, blancos y otras personas e íbamos con ellos. Había otras veces que íbamos en un S-3 que paraba en Sidi Ifni, Casablanca, Sevilla y Madrid. Todo eso para a lo mejor después tener que coger una guagua a Zaragoza. Eso era viajar... Ahora tienen un chárter y parece que han tenido que ir caminando. Y peor, no solo los jugadores son los que se quejan.

¿Había más ilusión por el deporte que las comodidades que se exigen hoy?

Si no hubiéramos disfrutado no nos hubiesen contratado para la gira por Venezuela y jugar contra el Milan. A México. A donde hiciera falta. No nos importaba más que jugar al fútbol.

¿A quién considera la pieza más importante en los 70 años de historia del club amarillo?

Sin ningún lugar a duda, García Panasco. El mejor fichaje de la UD Las Palmas en su historia y lo trajo Cecilio López. Era un conocedor del fútbol insular a la perfección.

¿Más incluso que el recordado Luis Molowny?

Sí. Luis nos conocía a todos. Guedes y Tonono incluso jugaron en la selección con él. Cogió a Las Palmas en una época muy buena. Los jugadores que estuvimos en el juvenil con él no nos atrevíamos a decirle míster. Era Don Luis. Ernesto Aparicio sí le decía míster, pero los demás, máximo respeto.

¿Comparte la idea de que el jugador canario solo está cortado por el patrón del pelotero y carente de forma física?

No, eso es algo nuevo que no tiene lógica ninguna. Castellano fue el mejor central de España y era todo físico. Juanito Guedes tenía un tono físico fantástico. Tenía una zurda que ponía el balón donde le daba la gana y con la derecha barría todo lo que se le ponía delante. Gilberto II se comía él solo el campo entero de arriba a abajo. José Juan se pegaba con los defensas y los dormía. ¡Si cuando quedamos segundos en Liga solo jugamos 14 tíos!

¡Sin rotaciones!

Éramos los 14 que todo el mundo se conoce de carrerilla la alineación. Aquello propició también que fuésemos un bloque que jugaba de memoria. Aparicio me decía, ponte allí, y ya sabía que era para que Martín subiera por mi banda y sorprendiera. Así sorprendíamos muchas veces, no como ahora que el lateral sube veinte veces en el partido.

¿Destacó más el de la década de los 60 o el de los 70 con aquella final de Copa ante el Barça?

Los argentinos llegaron después y fueron grandes fichajes. Tonono se murió y vino Brindisi; Guedes murió y llegó Wolff, que después se fue al Real Madrid. Yo solo coincidí con Wolff y Carnevali. Los cambios fueron piezas por piezas y la base se mantuvo. Eran dos equipos muy parecidos.

En su parcela individual, es el noveno máximo goleador de la historia de la UD con 67 dianas. ¿Tiene algún gol grabado a fuego en la memoria, ese que muestra a las visitas en casa?

Siempre voy a presumir de que le marqué un montón de goles al Barcelona (siete en 17 partidos). Y entre ellos tengo uno que le marqué directo desde el córner que fue un auténtico golazo y encima en el Camp Nou. Fue en un segundo intento. El primero fue cerradito y el segundo, pum, para adentro de la portería.

¿Se consideraría de los jugadores con mejor olfato goleador de la historia de la UD?

Ha habido grandes goleadores. Germán Dévora, Rubén Castro... Para mí, ese puesto tiene un valor añadido y es que yo no tiraba penaltis ni nada. Jugaba lo mío y en el medio del campo. Una temporada metí once goles y muchos de ellos fueron lejos del Estadio Insular. No era un gran goleador, pero sí creo que metía goles importantes.

Entrando en comparaciones, por odiosas que sean. ¿De tener que comparar a las últimas estrellas de la UD, Juan Carlos Valerón, Vitolo o Jonathan Viera, con los Guedes, Tonono o Germán Dévora?

No se pueden comparar. Los de aquella época los quería el Real Madrid o el Barcelona. Una anécdota. Cuando Santamaría, el defensa del Real Madrid, se retiró, nosotros estábamos entrenando en la Ciudad Deportiva del equipo blanco por dos semanas. Un día el secretario del Madrid y García Panasco estaban hablando y le pregunta: "¿Cuánto cuesta Tonono?" En esa coge Panasco y le contesta: "¿Y Pirri?"; la respuesta del Madrid: "Pirri no se vende". La réplica de Panasco: "Lo mismo con Tonono". Así con Guedes, que lo quería el Barcelona. A Germán también. Pero la gente no se quería ir de la UD.

¿Puede ser que se haya perdido la calidad del jugador canario por la falta de competencia existente entre las categorías de formación?

Ahora en las categorías de formación lo que prima es ganar pasta. Y los padres también tienen parte de culpa en que si llega un equipo de fuera se marchan rápido pensando en que van a solucionarles la vida. Antes no se iban de la Isla y el club tampoco es que quisiera vender. Los últimos que han tenido su cosa fueron Jorge Larena, Vitolo y Viera. Pero antes de ellos ha habido un montón de jugadores que podían jugar en Primera División.

¿Y si tuviera que encumbrar a uno solo por encima de los demás en los 70 años?

Yo siempre diré que vi jugar a Mujica y Silva cuando estaban de vuelta del Atlético de Madrid. No quiero dejar a ninguno fuera. Germán, Tonono y Guedes fueron grandísimos jugadores. De esos tres me quedaría con Germán, porque fue con quien más contacto tuve. No pudo ser más veces internacional porque chocó con jugadores de la talla de Marcial, Velázquez o Asensi, que eran del Madrid y el Barcelona. Fíjate si estábamos a la altura de los grandes equipos que, después del Mundial del 66 en Inglaterra, se convocó un triunvirato de seleccionadores con Miguel Muñoz, Salvador Artigas y Luis Molowny, que eran los entrenadores del Real Madrid, el Barça y Las Palmas, respectivamente.

De quedarse con un partido mágico en su época de jugador, ¿con cual lo haría?

El que jugamos contra el Torino en Las Palmas de la Copa de la UEFA. Perdimos 2-0 en Turín y si meterle un gol a un equipo italiano de la época ya era complicado, imagínate dos. Recuerdo como en Italia el portero suplente del Torino le pidió a Betancort un autógrafo y yo le decía, "pasa de él que te quiere desconcentrar" [ríe]. Pues bueno, vinimos al Insular y el catenaccio lo hicimos mierda. No dos, sino cuatro le hicimos. Cada vez que veo al cónsul de Italia, que su padre era del Torino, le recuerdo aquel partido. Fue un partido completísimo.

Pasamos a lo más reciente. ¿Qué valoración hace de la actual UD? ¿Hacia donde se dirige el equipo?

Está pagando las consecuencias de haber hecho muchos cambios. Traen a unos cuantos jugadores, en diciembre se van, después traen otros tantos, en junio no siguen... No hay estabilidad, la plantilla está desproporcionada. El club tiene que salir de esta categoría, tenemos que estar en Primera, pero prefiero reservarme ciertas cosas por el amor que le tengo a este club. Ya nadie conoce a los jugadores, no se puede decir las alineaciones de tal temporada porque han cambiado casi todos de un año a otro. Eso hace que el público a veces sea más exigente de lo que debe. No sé a donde se dirige, la verdad.

¿Cree que el recuerdo del equipo que formó Quique Setién va a pesar en el futuro de la Unión Deportiva? Porque parece que incluso ha afectado al aficionado, que se ilusionó muy rápido y quiso encumbrar al equipo a la altura de la UD Las Palmas de su época.

Puede ser. Pero hay que tener en cuenta que con Setién el equipo compitió bien a media tabla. Nosotros estábamos entre los tres primeros. Nosotros mirábamos para abajo y veíamos al Barcelona, al Atlético..., menos al Real Madrid [ríe]. A mí me preguntó un periodista una vez que si no me hubiese gustado jugar en un equipo grande y yo le señalaba el trofeo de haber sido el máximo goleador por equipos y le contesté: "Yo jugué en un equipo grande".

Pero insisto por la parte del aficionado. ¿Se apresuró en querer tener ese equipo grande del que usted habla?

Aquí a la gente le gusta el fútbol. Que trate bien al balón, que sea agresivo... Pero no que haga solo bien una cosa. Un equipo de fútbol es un bloque y técnicamente tienes que tener los conceptos claros. En nuestra época los laterales no se iban al ataque constantemente. A Martín le decían, defensa y él, defensa. A José Juan, tú al líbero, y él a machacar al líbero. Ahora que si rotaciones, que si no se qué... L o interesante es tener un bloque y para eso hay que tener paciencia con los equipos. Hay que tirar de la cantera, pero no con 15 jugadores de golpe, sino subirlos cuando lo merezcan. Ahora es que hay hasta uno que va a redebutar tras haber jugado en Primera el último año (Benito).

¿Esa necesidad de canteranos que tiene la UD Las Palmas actual, puede ser un arma de doble filo?

Ahí no me meto. Es cuestión del entrenador -Pepe Mel-, al que le deseo la mejor suerte. Le conocí cuando era jugador del Alcalá y tengo buenos informes de él. Creo que el equipo está en buenas manos. Pero eso sí, digo que sacar jugadores no significa que hayan jugado un par de minutos. El jugador tiene que desarrollarse y, si no, que se quede en Las Palmas Atlético. Hay que tener en cuenta también que con esos jugadores estuvieron a punto de descender en Segunda B.

En esta pretemporada se está hablando mucho de Pedri. El jugador tiene 16 años y ya se le está comparando con estrellas consagradas. ¿Qué opina sobre la proyección que debe llevar?

Tiene 16 años, ¿no? Pues con esa edad ya se puede jugar. No tiene que tener miedo. Además, parece que tiene desparpajo y en vez de tener que animarle hay que frenarle, eso es bueno.