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Pejiño, ante su tercera oportunidad

El barbateño busca la continuidad que no ha tenido en la UD por culpa de las lesiones

Pejiño aplaude a la afición en el choque ante el Huesca. | | ANDRÉS CRUZ

Dentro de siete días comenzará su tercera pretemporada con la UD Las Palmas. El verano pasado amplió su contrato hasta 2024 –había firmado por dos cursos cuando llegó en 2020– después de su buen hacer en el curso de su estreno pese a que una lesión de tobillo le lastró durante casi la mitad de la campaña, sin embargo, dos nuevos percances le impidieron igualmente afianzarse en la recién terminada. Una vez más, Francisco Jesús Crespo Pejiño volverá a buscar la continuidad que hasta ahora no ha tenido con el fin de relanzar su carrera, ahora estancada.

No podrá jugar los dos primeros partidos del campeonato 2022-23, ante el Zaragoza en el Gran Canaria y el Málaga en La Rosaleda, porque fue expulsado una vez concluido el último encuentro ante el CD Tenerife a principios de junio por protestar «de forma airada y a voz en grito, siendo retenido por el delegado local, una vez finalizado el partido y estando aún en el terreno de juego», tal y como recogió el acta del árbitro. Sin embargo, tratará de hacerse con un hueco en el equipo titular desde el periodo de preparación.

No le queda otra, porque su ausencia obligada en las dos primeras citas le obliga a convencer a Xavi García Pimienta en la pretemporada. El técnico ya ha dado muestras de confianza al jugador, de quien tiró en el último duelo de la fase regular, en Gijón, y en los dos de las semifinales del playoff ante el Tenerife como revulsivo que finalmente no resultó ser. Era normal: estaba sin ritmo de competición alguno.

El extremo no podrá jugar ante el Zaragoza ni el Málaga por su roja frente al Tenerife

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Porque llevaba sin jugar desde mediados de diciembre, cuando apareció un rato frente al Eibar en el Gran Canaria, pero en realidad no participaba con normalidad desde finales de octubre. El día 23, después del choque frente al Alcorcón en Siete Palmas, decidió parar. Un desgaste en el tendón del aductor le provocó continuos dolores que incluso le obligaron a pedir el cambio en la primera parte de los partidos contra la Ponferradina y el Lugo.

La opción inicial tanto del extremo como de los servicios médicos fue aplicar un tratamiento conservador que finalmente no dio resultado. No mejoró. Se probó ante el cuadro armero y salió peor de lo que entró. Las molestias, además, derivaron en una osteopatía de pubis de la que tuvo que ser operado a mediados de enero. El periodo de baja aproximado era de dos meses y medio a tres; estuvo cuatro sin jugar.

En realidad Pejiño volvió a estar disponible desde finales de marzo, pero todavía sentía dolores, cuestión por la que en la UD Las Palmas confirmaron su sospecha de que el jugador tiene el umbral del dolor muy bajo, situación que también le perjudica personalmente, pues el miedo a lesionarse le hace ser más precavido de lo que debiera.

Ahora al de Barbate se le presenta una nueva oportunidad desde cero. El año pasado fue uno de los mejores de la pretemporada y llegó al inicio de Liga como un tiro. Titular indiscutible para Pepe Mel, marcó cinco goles en las ocho primeras jornadas y dio una asistencia. Es su objetivo más inmediato. El siguiente, que la suerte le acompañe y ninguna lesión vuelva a detenerle.

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