Los cuadros y las esculturas se distribuyen por toda la casa, desde los dormitorios hasta el jardín. Para unir las necesidades de la vivienda con las de la galería de arte, los arquitectos Marcio Kogan y Samanta Cafardo, del estudio brasileño MK27, organizaron el proyecto en tres plantas más un sótano. Aprovechando el buen clima de la zona, el interior y el exterior están totalmente conectados. El edificio es esencialmente una caja de hormigón en forma de C con grandes aberturas protegidas por parasoles y ventanales de madera.

Esta caja, una estructura recurrente en la obra de Kogan, permite disponer de áreas diáfanas libres de barreras y circular por la casa sin interrupciones, como en una visita a un museo contemporáneo. En sección, se evidencia la forma piramidal del edificio, que ha sido proyectado para que las plantas inferiores reciban mucha luz natural. Los tres niveles por encima del suelo encaran sus fachadas acristaladas hacia el sur, donde también se ubican el jardín, la terraza con árboles y la piscina, mientras que las otras fachadas, de hormigón visto, están cerradas al exterior.

Las principales estancias de la casa (cocina, comedor y biblioteca) miran al gran patio, donde una franja pavimentada de madera se prolonga hacia la sala de estar. La primera planta alberga los dormitorios, una sala de cine y un despacho.

Las habitaciones €y el arte que contienen€ se protegen del sol directo por un brise soleil formado por lamas de madera verticales plegables que imprimen carácter al edificio. La segunda y última planta está reservada al gimnasio y un solario situado en la terraza, mientras que en el sótano se ubican los cuartos de instalaciones y el garaje. Las obras de la colección de arte brasileño que están colocadas en el patio y en la entrada marcan los límites entre el exterior natural y el interior artificial, convirtiéndose también ellas en signos arquitectónicos.

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