No es habitual encarar una casa al norte si la parcela que ocupa permite aprovechar la orientación hacia el sur o hacia el este, la más favorable en estas latitudes para beneficiarse de la luz solar. Sin embargo, el caso de esta vivienda unifamiliar situada cerca de Cardedeu (Barcelona) es especial: sus máximas aperturas son hacia el norte, porque hacia allí las vistas son magníficas, y se cierra hacia el sur, que da a una calle sin salida. Es la segunda casa que la promotora S.I.C. Bosch construye en una urbanización que rodea un campo de golf, en una suave colina con las montañas del Montseny al fondo.

Su autor, el arquitecto Rob Dubois, explica que la climatización de la vivienda ha sido todo un reto, ya que es un lugar bastante frío en invierno: todas las cristaleras tienen rotura de puente térmico, y la casa se caldea con suelo radiante y bomba de calor.

La vivienda consta de dos plantas y un sótano con piscina climatizada, despensa, zona de máquinas y una habitación de servicio. En total son casi 700 m2 útiles divididos en tres cuerpos irregulares. La planta a nivel de calle, de unos 440 m2, está ocupada por las habitaciones principales, en un extremo, y el comedor y el salón, en el otro. "La casa es muy grande, pero no quería que resultara imponente. Y aunque evité los tabiques para mantener la sensación de espacios muy amplios, estos se acotaron con diferentes alturas y con los retranqueos de las fachadas, en un juego de abierto-cerrado", explica Dubois.

Así, en la planta principal, el área que ocupan los cinco dormitorios queda elevada media planta respecto a la zona de día. Esta elevación ha permitido situar bajo esta zona la piscina sin que quede enterrada, para aprovechar las vistas al Montseny. El segundo piso alberga un estudio y una zona de juegos para los niños.

La estructura de la vivienda es de hormigón, que en la fachada sur se ha dejado a la vista. El piso superior está rematado con ladrillo ocre dispuesto a modo de friso, "no queríamos gritar ´aquí estoy´, sino integrar la casa en el color de la montaña", explica el arquitecto. En la fachada sur, el hormigón se ha recubierto de madera de ipe. "La madera rompe la geometría arquitectónica y da calidez allí donde tocas la casa: en el garaje y en la puerta de entrada", añade Dubois. Los tablones están dispuestos en espiga, como la raspa de un pez. Todos los pavimentos, tanto en el exterior como en el interior, incluida la piscina, son de pizarra brasileña, un material idóneo para aprovechar las ventajas del suelo radiante.ç

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