En Fontclara, un pueblecito del Baix Empordà (Girona) se sitúa esta construcción, bautizada como Pabellón Pina, un antiguo pajar rehabilitado que comparte zona común de piscina y jardín con otra edificación que es la casa familiar.

El pabellón, obra del estudio de Francesc Rifé, ocupa el pajar donde comían los animales de la masía y ha sido concebido como un anexo para recibir invitados, relajarse o para una cena con amigos, sin tener que invadir las instalaciones privadas de la propiedad.

Dadas sus características especiales, se ha mantenido la estructura original del viejo pajar: cubierta a una sola agua y mampostería de piedra de la zona del Empordà. En la fachada principal se ha integrado un módulo volado realizado en chapa de hierro negra que ha permitido ampliar un metro y medio la anchura del pabellón. Este módulo cuenta con porticones desplazables que permiten obtener zonas parcialmente abiertas. Según la posición de estas grandes puertas, el pabellón ofrece una u otra imagen.

Los 145 m2 del proyecto están distribuidos en una sala central que actúa de zona de estar y comedor, con cocina integrada, tres dormitorios, dos baños y una pequeña sala de lectura. Toda la carpintería interior ha sido realizada en madera lacada, tanto las puertas como el mobiliario, con el objetivo de integrar al máximo los distintos elementos de la casa, y en contraste con el pavimento de roble natural.

Este juego de contrastes también se aprecia en la elección de los baños: se ha mantenido la piedra original que conservaba la propiedad, para potenciar la oposición entre lo antiguo y lo moderno, lo rural y lo actual.

Para hacer llegar luz natural a la zona posterior del pabellón, se ha abierto una claraboya longitudinal. Unido estructuralmente a este lucernario y justo al final del pabellón, se ha construido un pequeño contenedor de lamas metálicas que oculta toda la maquinaria (bomba de calor, caldera...) y que se integra perfectamente con la edificación existente.

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