La cubierta a dos aguas que asoma tras una tapia de ladrillo rojo es el único indicio desde la calle de que tras ella se levanta una casa. Y la posición algo ladeada de ese tejado negro rompe con la tradicional simetría de las cubiertas de la zona y da una primera pista de que se trata de un proyecto atípico.

Realizada por el arquitecto Andrew Maynard, esta vivienda se encuentra en el jardín trasero de una casa victoriana de 1901, en Melbourne, Australia. De hecho es una ampliación que puede usarse de modo autónomo, en una parcela que da a dos calles opuestas. Su ubicación, arrimada a los muros de ladrillo que cierran el terreno, ha sido fundamental para crear un patio interior que comparte con la edificación preexistente. La fachada que da al patio se convierte, de este modo, en la principal de la edificación y está profusamente acristalada. La singularidad interior se ve potenciada por la cubierta inclinada y da lugar a distintas alturas y un altillo. Los muros de ladrillo configuran dos de las paredes interiores e introducen el cálido tono terracota. Por su parte, la fachada sur se despega del muro perimetral para ganar luz y vistas.

Son especialmente singulares los hastiales de la cubierta: en su fachada este y oeste van revestidos con lamas de aluminio que regulan la entrada de sol. El profuso acristalamiento de dos de las fachadas y la estructura de acero visto de la cubierta le confieren cierto aspecto de invernadero. El interior ofrece un carácter muy abierto y flexible. Las puertas plegables de vidrio de la fachada que da al patio prácticamente desaparecen cuando se recogen a un lado. Otras puertas, junto a la fachada victoriana, una vez desplegadas configuran un paso cerrado pero transparente que comunica la nueva construcción con la preexistente.

Respecto a la naturaleza abierta de la planta, Maynard comenta: "La falta de una zonificación clara de la casa refleja el deseo de hacer un espacio versátil y flexible donde coexistan diferentes modos de utilizarlo".°