Una plantación abandonada de eucaliptos es el romántico enclave de esta casa, la versión australiana de la clásica cabaña en el bosque. Se trata de un proyecto del arquitecto Jesse Judd, de estudio Judd Lysenko Marshall, de Melbourne. La vivienda está en las afueras de la localidad de Daylesford, en el estado de Victoria.

Se ubicó en un claro ya existente dentro del bosque, en un terreno de cuatro hectáreas. Los troncos delgados y levemente torcidos de los árboles y una fauna abundante, que visita la casa con frecuencia, arropan el edificio. Este se concibió como dos grandes volúmenes en forma de C, uno junto al otro. El mayor acoge el salón, el comedor y la cocina, mientras que en el pequeño se ubican tres dormitorios y un baño. Los colores brillantes del interior -naranjas, rojos lacados y hasta un rosa mexicano- son la única concesión a la estridencia en una vivienda que pretende impactar sin dañar, tanto al entorno como al bolsillo del cliente.

Así se ve esta curiosa construcción:

El salón se ubica bajo una de las dos C, cuyas estructuras se modelaron como un gran armazón de acero. Las grandes líneas curvas de las paredes contrastan con los ventanales rectangulares que se asoman al bosque de eucaliptos. El acero, el vidrio y los contrachapados de madera son los materiales básicos en una vivienda muy bien aislada, en la que una chimenea tipo estufa basta para calentar el ambiente.

Comedor, cocina y salón conviven en un mismo espacio. El otro volumen, de techos más bajos, alberga las habitaciones.

Elevada unos centímetros sobre el suelo de grava, gracias a un discreto zócalo, el impacto de esta casa-cabaña en el entorno trata de ser mínimo.