Situado en el condado de Warwickshire, cerca de Stratford-upon- Avon (donde nació William Shakespeare), el castillo de Astley ha dejado de ser uno de los 17 edificios más amenazados de Inglaterra. De la mano de The Landmark Trust, asociación sin ánimo de lucro que rescata edificios en ruinas para salvar el patrimonio arquitectónico de Gran Bretaña, se ha convertido en una espléndida casa de vacaciones con mucha historia y con lista de espera en las reservas, gracias al reciente premio RIBA Stirling, el más importante de la arquitectura en ese país.

Con una clara toma de posición sobre cómo abordar edificios históricos, muy alejada de reconstrucciones fidedignas, o supuestas, habituales en décadas pasadas, el equipo de arquitectos Witherford Watson Mann ha insertado una vivienda contemporánea en una construcción en ruinas cuyos orígenes se remontan al siglo XII. "Creemos firmemente -señalan los arquitectos- que los edificios viejos y nuevos funcionan conjuntamente. A veces tratamos de separarlos, pero aquí se da un feliz reencuentro". Más que de reedifi car han tratado de reinvertar y reimaginar, de modo que el presente queda incorporado en la historia del lugar.

El 40% es construcción nueva, mientras que el 60% lo forman los muros del castillo. Los nuevos tabiques de ladrillo, hormigón o la madera se aposentan directamente sobre los ripios de piedra medievales. Y las dentelladas que el tiempo ha infligido a los muros quedan patentes y dotan al castillo de un inusual aspecto ligero.

"Sentado en el comedor -comentan los arquitectos-, te asomas desde la construcción de los siglos XII y XXI a los muros del XV y el XVII. El diálogo a través del tiempo enmarca las conversaciones de los huéspedes".