Cuando Quim Piulachs y Fernando Gallego compraron las casas la estructura ya estaba realizada, y les encantaba así que solo trataron de conservar su esencia e intervenir únicamente en los interiores y exteriores para acondicionarlos a las nuevas necesidades restaurándolos con el máximo cariño y por supuesto dotar a la casa de las instalaciones que no tenía nada que supusiera haber pasado al siglo XXI.

Estamos hablando de una antigua alquería, con construcciones de distinta importancia y lo que hoy es el espacio mayor ya era entonces la casa principal de la misma. Antiguamente, la casa que ocupan Quim y Fernando, la que tienen, era la escuela de la zona, donde vivía el maestro y donde los niños de Son Huguet, hijos de los payeses, acudían a la escuela. Posteriormente se parceló pero quedó la esencia de este lugar tan ligado a lo que ha sido la Mallorca de nuestros abuelos.

La idea de Son Huguet, surgió del proyecto de crear un espacio especial para vacaciones, un espacio donde los clientes se sintieran como en su propia casa, para ello se buscó una mezcla de estilos y también se recicló mucho mobiliario, incluso los propietarios lo hicieron ellos mismos, lo que da a las estancias una calidez única.

Los propietarios intentaron conjugar un poco los dos ámbitos laborales y vocacionales de dónde provienen, la moda y la fotografía. Se ve y sobre todo se intuye esa pasión por la creación dentro de la casa, buscando pequeños detalles, aromas, música para conseguir el confort máximo.

Actualmente, la casa funciona como casa vacacional o bien como B&B. Depende de la época del año.

Es una antigua construcción de más de 200 años, restaurada en su totalidad, que consta de cinco habitaciones dobles y dos grandes salas. Una pequeña piscina exterior en el patio y un jardín que hace que las noches sean agradables en extremo.

En la reforma solo se han querido emplear los materiales típicos de la zona. El hierro, la madera, el barro y la piedra pero mezclándolos con otros elementos, buscando huir del estereotipo rústico. Para conseguirlo lo combinaron con fotografías de Anka Manchussen en toda la casa o cuadros propios que van cambiando.

Para que la estancia en la casa sea más agradable se ha hecho una pequeña selección de artículos como jabones de Marseille o una cuidadosa combinación de tés con unas mermeladas caseras. Un must marca de la casa.

Gran parte del mobiliario son diseños propios realizados con artesanos locales en hierro y madera, o bien proceden de palés que se han desmontado y tratado con patinas para convertirlos en cabezales de cama o puertas de armarios y mesas.

El proyecto de la reforma era un reto ya que la casa necesitaba una buena intervención, duró casi dos años, pero el resultado ha sido tan satisfactorio que se ha convertido en una nueva manera de vivir. A Quim Piulachs y Fernando Gallego les gusta la idea de intervenir en un proyecto, reformarlo y venderlo para poder encarar otro nuevo proyecto.

Lo que empezó como una idea, poco a poco ha ido tomando forma y se está convirtiendo en una manera de entender la vida.