Lleva más de una década de moda y en nuestros hogares encaja de maravilla. El estilo nórdico es una corriente decorativa que nació en el siglo XX, en los países del norte de Europa, y al contrario de lo que se puede pensar (que es frío y minimalista), consigue sensaciones de calidez, personalidad y luminosidad en la casa.

Las características que hacen de este diseño uno de nuestros favoritos son varias, desde su carácter informal, la posibilidad de colocar objetos reutilizados, el minimalismo que trasmite o la luz que ofrece a todos los espacios. Pero es un diseño muy cambiante, cada país tiene su propio estilo, el finlandés es muy limpio y minimalista, casi frío. En cambio, el sueco es muy acogedor, un poco romántico. El noruego, es muy práctico; mientras que el danés, mucho más industrial.

Hay que saber combinar todos los estilos nórdicos, y para ello os dejamos aquí algunas de las claves que popularizó el diseñador sueco Carlo Larsson:

1. Luz a todas horas:

Cuanta más luminosidad, mejor. Hay que dejar que la luz entre en casa, y para eso eliminamos las cortinas, o utilizamos materiales suaves, como el algodón, el lino o la seda, y colores claros. También quitaremos cualquier objeto que esté cerca de la ventana y pueda crear sombras.

Por la noche atrévete a jugar con varios puntos de luz, con lámparas de pie, techo o mesa. Y no te cortes, atrévete con las velas y candelabros, te darán una sensación de calidez inigualable.

2. Blanco por doquier:

Las paredes en blanco harán que se multipliquen los rayos de luz que has hecho entrar. Si no quieres depender de este color básico, también puedes jugar con los beiges y los grises claros.

Estos colores claros permiten añadir una gran variedad de tonos, el papel pintado, en ciertas paredes, da un toque de vida a la estancia. También puedes jugar con el negro, básico en una casa nórdica, y con toques de color fluorescentes.

3. La madera, sola o acompañada:

Podemos darle un toque rústico a nuestra casa nórdica con el uso de la madera, y nos dará un resultado más original. Buscaremos la claridad también en el suelo, para dar sensación de amplitud, y por eso usaremos la madera de tonalidades más claras.

Sin embargo, la tendencia ahora habla de combinar materiales, madera y metal, madera y vidrio, madera y fibras naturales, etc. Además los tejido naturales pueden ser el mejor complemento, combina colores animados y estampados en alfombras, cortinas y mantas, para romper la monotonía del blanco.

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4. Los muebles del minimalismo:

Los muebles ideales son discretos y sencillos, muy parecidos a los usados en la decoración minimalista. Con el toque de que siempre tenemos que buscar combinar la funcionalidad con lo cómodo, nada de sobrecargar las habitaciones, esa es la clave de una casa nórdica.

En cuanto a los colores, usaremos blancos, grises o en tonos de madera muy claro, y para los sofás y los sillones, el cuero y las pieles es lo más recomendables. Hay dos materiales muy novedosos: el cobre y el latón, sobre todo en pequeños detalles decorativos, como lámparas o centros de mesa, dónde también podemos usar el mármol.

5. Los detalles marcan la diferencia:

Como accesorios utilizaremos materiales naturales, como la madera, el bambú, el mimbre o el cuero, pero además tendremos que añadir algún detalle a nuestro interior que lo haga más original. Podemos bailar con las estaciones, en invierno llenaremos la casa con candelabros, faroles y vasitos de vela de infinitos colores. Mientras que en verano se agradece la presencia de plantas naturales. Siempre puedes colocar plantas artificiales de buena calidad que imiten el diseño de las plantas naturales, el efecto visual es casi el mismo.

Se suelen mezclar con mucho acierto las piezas con un claro toque ‘vintage’. Muebles viejos de estilo industrial o piezas de antiguos oficios, pueden ser una buena salida. Aunque también se pueden combinar piezas de diseño clásico.