¿La soledad es condición necesaria para ser escritora? Este dilema me persiguió toda la veintena. No era solo que estuviese encantada con la idea del enamoramiento (¿quién no?), es que no podía dejar de estarlo; de los 14 a los 19 años tuve tres relaciones duraderas monógamas. A medida que el tiempo pasaba, comencé a alimentar la secreta convicción de que si persistía con esta adicción sentimental y no navegaba lejos del refugio de la vida en pareja, no sería capaz de desarrollarme plenamente. Sabía que si quería alcanzar mi propósito de una necesaria soledad para pensar de manera individual, necesitaba aprender a vivir sola, manteniéndome a mí misma emocional y financieramente; debía ser capaz de soportar la inevitable soledad.

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