Ser el niño que se come el bocadillo solo en el recreo no es un puesto agradable de ocupar. La aspiración social en el colegio -que se repite a lo lago de la vida- es permanecer a una pandilla y si es la que más mola, pues mejor. La sensación de exclusividad, de ser la persona elegida por la o el líder deja un sabor dulce en el paladar. Al menos en el mundo real.

En el ámbito de la moda el tema es diferente. El individualismo manda y protagonizar una campaña de moda en solitario (aquí el líder es el diseñador y la modelo la niña que no quiere sentarse en un rincón) es todo un logro, especialmente cuando se está empezando. En esa jungla, las zancadillas pueden aparecer de cualquier lado y en cuanto se presenta una celebrity la batalla está perdida.

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