ivea con mercromina, la crema marrón de Lancaster, el aceite de coco de Coppertone€ O incluso métodos aún más heterodoxos, como colocar estratégicamente un espejo bajo la barbilla para que no escapara ni uno de los rayos solares, incluidos los dañinos ultravioletas, en las horas centrales del día. La idea era potenciar el bronceado a cualquier precio. Qué veranos aquellos, cuando aún creíamos que el sol sólo era fuente de bondades (y de alguna quemadura sin importancia). Todo compensaba el bronceado elegante que luciríamos durante toda la temporada. Los que hoy tienen más de 35 años habrán vivido tres fases en su relación con el sol: un idilio, un desengaño y, últimamente, una moderada amistad. Similar montaña rusa emocional también...