Pobre de solemnidad, mujer y gitana. A Lita Cabellut (Barcelona, 1961) la vida no le repartió las mejores cartas. Hija de una prostituta, pasó su infancia en la calle. De día vendía sueños en forma de estrellas a los turistas y por la noche robaba las monedas de la fuente de la Plaza Real, donde esos mismos visitantes habían depositado sus deseos. Hoy, el alma humana sigue siendo su material de trabajo. Pero el escenario ha cambiado radicalmente. Con puntualidad nórdica y una jovialidad muy mediterránea, Cabellut llega al Espai Volart de Barcelona.