Usar y no tirar. Se diría que la moda reivindica todo lo contrario, pero, desde la crisis, a la velocidad del consumo se le ha sumado otro movimiento: frente a tendencias fugaces y objetos de deseo con pronta fecha de caducidad, cada vez son más los clientes que deciden ahorrar unos cuantos euros comprando lujo de segunda mano. Desde hace pocos años proliferan las tiendas digitales dedicadas a la compraventa de piezas de autor. Entre ellas, la francesa Vestiaire Collective se lleva la palma: todavía no ha cumplido una década en activo (se creó en 2009) y ya factura 50 millones de euros anuales.