Dos hoteles. Esto es todo lo que había en Marrakech cuando Pierre Bergé e Yves Saint Laurent llegaron allí. Era 1966 y la ciudad era un mundo por descubrir que acabó cautivándoles. "Yves entró en shock, por eso decidimos comprar una casa y venir regularmente", recuerda Bergé, compañero y amante del diseñador que ha dedicado toda su vida a preservar el legado de su gran amor. Yves descubrió el color y la inspiración africana en un enclave de lujo donde pasaba largas temporadas, al principio en Dar-el-Hanch, la primera casa que compró en Marrakech en 1967, luego en Dar-es-Saada, adquirida en 1976, y finalmente en Villa Oasis, que perteneció al pintor francés Jacques Majorelle y que compraron en 1980. Gracias a eso, el Jardín Majorelle se salvó de desaparecer a manos de un grupo inmobiliario. El jardín fue su paraíso encontrado, el mismo donde hoy reposan las cenizas...