Un ramillete de flores blancas -ylang ylang, jazmín, flor de azahar, nardo- modulado por almizcles blancos, sándalo lácteo, cáscara de mandarina, un toque de pomelo y una pizca de grosella negra. El jugo desprende una luz evocadora similar a la del forro de la mítica chaqueta de Chanel a través de las finísimas paredes de cristal del frasco, rematado con un tapón de lamé mate que se inspira en los tejidos de la Haute Couture de la Maison. Es el primer contacto con Gabrielle Chanel, el nuevo y esperadísimo perfume de la firma...