Cada vez está más claro que a Lindsay Lohan le gusta tener problemas con la ley. Después de una condena por conducir borracha y denuncias varias, a la actriz le ha tocado el turno de verse las caras con hacienda.

Todo parece indicar que, la que fuera chica Disney, se dedicó, durante los años 2010 y 2011, a evadir impuestos y, ahora, tiene que verse las caras con el fisco estadounidense.

Y es que ya es hora de rendirle cuentas al tío Sam. Lindsay Lohan debe la nada desdeñable cifra de 94.000 dólares (más de 71.000 euros) de los beneficios generados durante 2009 y la friolera de 140.000 dólares (más de 100.000 euros) derivados de sus ganancias en 2010. Una sencilla suma que dejará a más de uno con la boca abierta.

Teniendo en cuenta la evolución de la actriz en los últimos años, está claro que Lindsay Lohan tiene que cambiar de representante, de abogado y, ahora también, de contable.