Que un museo quiera tener una representación de alguien a tamaño real, para que luego sus visitantes puedan admirarla e incluso fotografiarse con la figura, como si del famoso de carne y hueso se tratara, es a priori un honor.

La reproducción en cera es una ardua tarea, que conlleva aproximadamente 800 horas y necesita de un equipo de escultores que sepa plasmar el físico pero también el alma del personaje en una figura inanimada de manera perfecta.

Aunque existen copias sublimes, en las que es difícil vaticinar si se trata de un ser vivo o de cera, también se han realizado esculturas de lo más esperpénticas, que siguen exhibiéndose en museos. Representaciones, que lejos de retratar al famoso, se convierten en una reproducción terrorífica, digna de un cuento de Allan Poe.

Foto: EP. El piloto asturiano Fernando Alonso con su "doble".

El cabello y el maquillaje son un proceso clave para lograr un parecido razonable; los pelos se suelen insertar de forma individual para que la escultura cobre más vida. Luego se añaden los dientes y los ojos y comienza el proceso de darle color a la figura con una pintura hecha a base de aceite.

Sin embargo, la palidez extrema en las caras, los ojos cristalinos con tintes rojos o la exageración de algunos rasgos hasta la hipérbole conllevan que varias esculturas no guarden la menor relación con el modelo original.

Foto: EP. El actor norteamericano Tom Hanks y su figura de cera no guardan la menor relación.

Si quieres dar un paseo virtual, por el "pasaje del terror" no te pierdas la galería ampliada.