El actor francés Gérard Depardieu, que en el pasado afirmó que podía llegar a consumir hasta 14 botellas de alcohol en un día, señaló hoy que hace mucho que no bebe y que ha dejado de ver placer en la bebida.

"No me gusta nada la embriaguez. Se esconden miedos, cosas, y ya no consigo encontrarle placer", indica en una larga entrevista en el diario "Le Parisien" quien protagonizara sonadas escenas ebrio en aeropuertos o accidentes de tráfico con más alcohol en sangre que el permitido para circular.

Depardieu, protagonista de la nueva serie de Netflix "Marsella", asegura que "intenta tener el máximo respeto" por lo que la vida le aporta, y que aunque no sabe si eso significa "estar feliz", "sí forma parte de la felicidad".

El intérprete se dice ajeno a las nuevas tecnologías, sin teléfono inteligente, email o cuentas en redes sociales como Facebook, y asegura ser un actor sin caprichos y con el que resulta "fácil" trabajar.

Su límite en los rodajes, según apunta, son las escenas de violación ("Las rechazo. No me gusta pegar a las mujeres") y cuando rueda tampoco es partidario de mirar lo grabado, al asegurar que no es "fan" de su propia imagen.

El polémico y aplaudido actor, que tiene la nacionalidad rusa, admite tener una "relación particular" con el presidente ruso, Vladímir Putin, que le da "lecciones de geopolítica" y a quien ve como a uno de los pocos políticos que merecen su respeto. "Ha dado a los rusos, a su pueblo, la posibilidad de recuperar sus tierras, de trabajarlas. Es un hombre interesante, independientemente de lo que digan los medios", sostiene en "Le Parisien".

Depardieu, con 51 años de carrera, recalca que está intentando deshacerse de todos sus bienes, y en ese amplio repaso por su vida y aficiones añade que aunque no es seguidor de ningún equipo de fútbol, su favorito en la próxima Eurocopa, que comenzará el 10 de junio en Francia, es España.