Bertín Osborne ha estrenado en Telecinco su Mi casa es la tuya visitando a una de las mujeres con más tonalidades del panorama nacional, Ágatha Ruiz de la Prada.

La diseñadora desde sus inicios en los 80' se ha convertido en una de las más famosas de nuestro país, consiguiendo cruzar nuestras fronteras para que sus colecciones las luzcan artistas tan internacionales como Miley Cyrus, provocando así que sus diseños sean reconocidos en todo el mundo. Ágatha se identifica por el uso excesivo de colores y convertir los corazones y las flores en su escudo vital, sus diseños podrían transportarnos a un sueño infantil y consiguen impregnar de felicidad y alegría cualquier evento social y situación.

Pero detrás de tanto color y alegría se esconde los secretos que Ágatha nunca había hecho públicos hasta sentarse con Bertín en el sofá de su salón con forma de margarita y es que el trabajo de la empresaria no ha sido más que la lucha contra la depresión, como ella misma ha confesado.

La mujer de Pedro J. Ramírez reconoció al conductor del programa que su madre, María Isabel de Sentmenat y Urruela, ha vivido -desde que la propia Ágatha recuerda- absorbida por la gran depresión y asegura que ésta nunca estuvo feliz ni con su vida ni con su matrimonio, a diferencia de su hija, que siempre se ha caracterizado por su optimismo, lo cual quiso plasmar en su trabajo con la intención de transmitírselo a todo el mundo, pero en especial a la gente que sufre la misma enfermedad que atravesó su madre.

Ágatha asegura que el trabajo es uno de los grandes remedios contra esta enfermedad y confiesa que su madre -que también luchó contra el cáncer- comentaba que prefería esta enfermedad a la depresión.

Su familia

El de sus padres nunca fue un matrimonio feliz, Ágatha recuerda la falta de amor y cariño entre sus progenitores durante su infancia y hasta que se separaron cuando tenía 15 años. Pero la relación de la empresaria con sus padres no fue mejor, explica que discutía mucho con ambos y nunca llegaron a tener una buena relación, por lo que desde que se separaron y por ser la mayor de los cinco hermanos vivió a caballo entre la casa de su padre y la de su madre ya que nunca aguantaba demasiado con ninguno de los dos.

El padre de Ágatha, Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchís, solo asistió a un desfile de su hija y nunca le mostró de manera directa que estuviera orgulloso de su trabajo, al igual que su madre. Eran de la teoría de que mostrar el orgullo en público y presumir era una falta de educación.

La relación de la diseñadora con sus padres ha marcado la suya con sus hijos, con los cuales siempre intenta evitar el conflicto y llegar a discutir, aunque su hija, Cósima Ruiz, reconoce que en el momento en el que se produce la confrontación su madre es de armas tomar y mucho más sería que su padre.

A estas alturas la vida de la empresaria ya es digna de una novela de ficción pero la cosa toma mayor intensidad cuando relata cómo fue vivir en sus propias carnes el miedo y la falta de libertad. A causa del trabajo de su marido, el periodista Pedro J. Ramírez, el matrimonio se convirtió en objetivo de amenaza del grupo terrorista vasco. La familia de Ágatha vivió durante esa época con un servicio de guardaespaldas 24 horas. Aunque no se ha convertido en ningún trauma ya que narra la historia con total naturalidad y como si fuera algo de lo más normal.

La familia materna de Ágatha pertenece a la aristocracia catalana. Ágatha era la primera en la línea de sucesión del título, pero el hecho de ser una mujer se convirtió en una batalla que la diseñadora emprendió para modificar la Ley de Sucesión, lo cual le llevo a enfrentarse con sus tíos que no veían con buenos ojos que fuera una mujer la que se le otorgase el título y dejaron de hablarla cuando consiguió que la reconocieran como Marquesa de Castelldosríus y Grande de España. Título que aunque Agatha no le da mucha importancia lleva con orgullo ya que peleó por conseguir.

El trabajo de su marido

Pedro J. Ramírez es uno de los periodistas más destacados de nuestro país. El director de El Español ha asegurado que siempre publicaría una información aunque esta le afectase a gente a la que quiere y en esa misma tesitura se encontró el periodista cuando descubrió una información de corrupción que implicaba a su suegro, el padre de Agatha. El Mundo finalmente publicó el escándalo del "Caso Ibercorp" poniendo a Agatha entre la espada y la pared ya que se trataba de su padre y su marido pero el periodista asegura que su mujer jamás le pidió que hiciera algo al respecto y le invitó a hacer su trabajo.

Ágatha ha demostrado en el programa que a pesar de su vida llena de color y vitalidad también ha tenido problemas y partes oscuras como cualquier ser humano, pero la diseñadora ha transformado las circunstancia como con todo lo que se encuentra en su camino: Agathizarlo, es decir llenar de color y alegría, al igual que vistió a sus invitados Bertín Osborne y Fabiola Martínez.