Los niños más pequeños tienen dificultad para distinguir entre un animal y un juguete, por ello podrían provocar de forma inadvertida un mordisco por un acoso o maltrato al animal. Por este motivo es necesario esperar a que los niños sean lo suficientemente maduros para manejar y cuidar de un animal, algo que suele suceder alrededor de los cinco o seis años.

En su web dirigida a los padres, la Asociación Americana de Pediatría apunta no sólo esta línea de madurez para que los niños tengan una mascota y recuerda también a los padres que son los últimos responsables de la seguridad de sus hijos cuando cerca de ellos está un animal.

Por todo ello, desde el sitio en Internet de la sociedad científica los pediatras estadounidenses recomiendan las siguientes precauciones:

1. Busca una mascota que tenga una disposición buena ante los niños: un animal mayor es a menudo una buena elección para un niño porque un cachorro de perro o cría de gato podrían morder por simple vivacidad. Sin embargo, evita las mascotas de más edad que han crecido en un hogar sin niños.

2. Trata a tu mascota de la forma más amable posible para que disfrute de la compañía de los humanos: por ejemplo, no ates a un perro de una cuerda o cadena corta, ya que esta sujeción extrema podría ponerle ansioso o agresivo.

3. Nunca dejes a un niño a solas con un animal: muchos mordiscos se producen durante los periodos de juego brusco en la casa porque el niño no se da cuenta cuando el animal se excita demasiado.

4. Enseña a tu hijo a no poner la cara cerca de un animal.

5. No permitas a tu hijo acosar a la mascota tirando de su cola o rabo o quitarle un juguete o un hueso: asegúrate de que no molesta al animal mientras come o duerme.

6. Inmuniza frente a la rabia a todas las mascotas, perros y gatos.

7. Obedece las ordenanzas locales sobre licencias y llevar con correa a tu mascota: el animal debe estar siempre bajo tu control.

8. Averigua qué vecinos tienen perro: de esta forma tu hijo podrá relacionarse con las mascotas con las que es probable que se relacione. Enseña al niño cómo saludar a un perro: debe quedarse quieto mientras que el perro le huele y después despacio extender su mano para acariciar al animal.

9. Advierte al niño que se mantenga alejado de las casas o instalaciones con perros que parezcan muy nerviosos o no amigables: enseña a los niños más mayores los signos de un perro que no es seguro: cuerpo rígido, cola tiesa a 'media asta', ladridos histéricos, posición flexionada y expresión fija.

10. Enseña a tu hijo a permanecer quito si se acerca o le sigue un perro desconocido: dile que no corra ni conduzca su bicicleta, que no le de patadas o haga gestos de amenaza. Tu hijo no debe dejar de mirar al perro mientras camina despacio hacia atrás hasta que no esté a su alcance.

11. Los animales silvestres pueden portar enfermedades graves transmisibles a los humanos: tú y tu familia (y vuestras mascotas) tenéis que evitar el contacto con roedores y otros animales silvestres que pueden portar enfermedades que van desde el hantavirus a la peste o de la toxoplasmosis a la rabia.