El 50% de la percepción de la edad se centra en los ojos y su contorno, la zona más frágil y de piel más fina de la cara. Cerca de 10.000 parpadeos al día, 22 músculos en movimiento permanente, la exposición al frío, al viento, al sol y a la luminosidad de las pantallas de tabletas y ordenadores ponen a prueba su capacidad de resistencia y evidencian sus problemas más comunes: bolsas, ojeras y, con la edad, arrugas de expresión y párpados caídos.

Algunas estrategias ayudan a disimular el aspecto de cansancio que refleja el rostro, y la cosmética crea fórmulas cada vez más específicas para paliarlo.

Bolsas

La genética, la alimentación, la retención de líquidos y la falta o el exceso de sueño favorecen su aparición. Utilizar una almohada extra o alta que eleve un poco la cabeza y evite que el líquido se acumule bajo los ojos ayuda a deshincharlas, y los remedios tradicionales -cubrir los ojos con rodajas de pepino, una cucharilla de café o una bolsa de manzanilla frías- las descongestionan momentáneamente. “El frío lo único que hace es producir una vasoconstricción y, por lo tanto, una disminución del líquido que sale de los vasos.

Si se utiliza cada día y de forma constante, puede notarse una mejoría, pero si se deja de aplicar, las bolsas seguirán como estaban”, explica el oftalmólogo y cirujano plástico ocular José González Vidal, especialista en miradas de la clínica Miestetic.

Su consejo es cenar de forma ligera a base de verdura y con poca sal, lavar la cara con agua fría por las mañanas y procurar hacer ejercicio físico a primera hora -aunque sea sólo andar- para acelerar la eliminación de líquidos de la zona facial. Los productos roll-on con aplicadores metálicos de efecto frío, que facilitan un masaje drenante, ayudan a minimizar las bolsas. Se pueden guardar en la zona menos fría de la nevera para potenciar su efecto.