La mujer que ha hundido la vocación de eterno soltero de George Clooney se ha erigido en icono de moda y estandarte de una tendencia: 'working girl' de altos vuelos que reivindica su feminidad? dentro de un orden.

"La aclamada abogada internacional Amal Alamuddin se casa con un actor", tituló 'The Business Woman Media', diario económico digital, para anunciar la boda del célebre George Clooney, de 53 años, con la defensora de Julian Assange, de 36, en septiembre del año pasado. Más allá de la ironía, el titular hacía justicia a la personalidad de la novia. La letrada ya brillaba con luz propia en los tribunales del planeta y cultivaba un estilo personal -mezcla de rigor profesional y elegancia ultrafemenina- antes de que el irredento galán depusiera las armas. Pero los ojos del mundo entero la descubrieron cuando surcaba los canales de Venecia junto al hombre más sexy de Hollywood. Radiante. Con un cuerpo de maniquí realzado por modelos de grandes creadores y su espléndida melena al viento.

Notoriedad, belleza, glamur y carácter. Todos los elementos están reunidos para hacer de Amal Alamuddin un icono de la moda. Convertida en protagonista de un cuento de hadas posmoderno, la señora Clooney se ha visto propulsada a las portadas de todas las revistas, a un escaparate global casi imposible de esquivar en la era de internet y de las redes sociales. Sus causas -desde la devolución de los mármoles del Partenón a Grecia por el Gobierno británico hasta el genocidio armenio, pasando por los crímenes sexuales en zonas de conflicto- han adquirido una doble dimensión. Y su armario, también.

"El estilo es muy reflexionado. Lo calificaría de simplicidad lujosa, muy femenina pero con un lado masculino. Fusiona ambos códigos de forma eficaz, pero sin ser demasiado fashion", resume Vincent Gregoire, especialista en tendencias de la agencia Nelly Rodi de París.

Jaume Vidiella, profesor de Estilismo en la escuela de diseño IED de Barcelona, define el look como "clásico contemporáneo". A su juicio, la letrada "transmite imagen de seguridad, de fuerza", vistiendo de forma "bastante clásica, no muy moderna y nada extravagante, pero actual". Subraya que el entorno profesional de Alamuddin es muy masculino y rígido, por lo que su paleta vestimentaria se mueve dentro de unas fronteras bien delimitadas. Y encuentra en el estilo de esta británica de origen libanés -la guerra civil de este país llevó a su familia a emigrar- puntos comunes con "la reina española Letizia", cuyo look considera "contemporáneo y a la vez muy comedido".

Gregoire, en cambio, ve paralelismos con la primera dama norteamericana, Michele Obama. "Utiliza una buena combinación de marcas de lujo con algunas de gama media", subraya. Para el especialista en tendencias, no hay duda de que "Amal es muy consciente de su imagen, juega con ella y sabe ponerse en escena". Atribuye la utilización de "piezas muy estructuradas" a su condición de abogada de élite, pero destaca las concesiones a "líneas muy gráficas" e incluso "al universo infantil" con vestidos floreados y vaporosos. Alamuddin domina todos los registros y pone cuidado en no asociar su imagen a un solo creador, aunque es patente su debilidad por Óscar de la Renta, que firmó su traje de boda pocas semanas antes de fallecer. En opinión de Gregoire y Vidiella, está "muy bien asesorada" por alguien "que sabe lo que le sienta bien y dónde están las líneas rojas".

"El ´look´ de Amal confirma una tendencia ´de fondo´: un armario más razonable, intemporal, pero que no se limita al estricto traje chaqueta"

Resultado: ni una falta de gusto. Estaba divina en Venecia con un vestido floreado de Giambatista Valli Couture, impecable con un abrigo rojo de Versace en Los Ángeles, muy profesional con traje de Chanel en Atenas para batallar por los restos del Partenón y actual con un tejano rasgado -eso sí, de Prada- paseando por Londres (como se ve en las fotos). Pasa del casual con zapatos masculinos al vestidito retro a lo Audrey Hepburn y de la severa toga negra -"de Ede & Ravenscroft", comentó con retranca a los periodistas que la esperaba ante el Tribunal Europeo de Estrasburgo- al conjunto más sofisticado con total desenvoltura. Enfundada en un elegantísimo traje de gala negro con guantes blancos de Christian Dior en la entrega de los Globos de Oro, eclipsó a rutilantes actrices de Hollywood.

Tras un repaso a sus elecciones vestimentarias, los expertos concluyen que Alamuddin tiene un estilo propio aunque en ningún caso crea tendencia, sino que abandera un movimiento "de fondo" entre las mujeres de cierto nivel socioeconómico. "Es un look menos vedette, con un armario más razonable e intemporal", pero que en el caso de las profesionales que se mueven en círculos masculinos y de poder "no se limita al estricto traje chaqueta". En resumen, lo contrario de lo que encarna la desmedida Kim Kardashian. Designada por el Evening Standard como la mujer más influyente de Londres en el 2014, no es de extrañar que sea la nueva heroína de las working girls.