Recién estrenada la primavera ya son muchas las personas que comienzan a padecer las temidas alergias primaverales. La alergia viene a ser un proceso mediante el que determinadas personas reconocen como extraña una sustancia denominada alérgeno, que induce en el alérgico una respuesta de su sistema inmunológico, que da lugar a su vez a una serie de manifestaciones clínicas propias de las enfermedades y reacciones alérgicas.

En la primavera se produce la gran mayoría de las reacciones alérgicas, puesto que es el período cuando muchas plantas producen polen, una sustancia a la que es alérgico aproximadamente un15% de la población. El polen tiene un aspecto de polvo amarillento y es una sustancia realmente pequeña que, cuando se dispersa, se vuelve prácticamente invisible.

Pero el problema está en que el polen es reconocido por el cuerpo como una sustancia enemiga a la que se debe destruir.

Precisamente la alergia primaveral, y la alergia al polen en sí, produce rinitis estacional, cuyos síntomas tienden a variar de un paciente a otro, aunque por regla general éstos se caracterizan por irritación y picor de ojos, nariz, faringe y paladar.

En caso de que aparezcan los síntomas de la alergia primaveral, sobre todo con el comienzo de la primavera, se debe acudir al médico para que realice un diagnóstico definitivo.