La primavera trae consigo el buen tiempo, pero también a una desagradable compañera de viaje para muchas personas, la alergia. ¿Qué es? Básicamente, se trata de una reacción no ordinaria del cuerpo humano ante un determinado agente que se percibe como nocivo por el sistema inmunológico, aunque no sea peligroso.

La alergia al polen es la más típica de esta época y, sin duda, la que afecta en mayor grado a una gran parte de la población española. La llegada de la floración a árboles y plantas desprende el tan temido polen, que no es más que una diminuta sustancia que contienen en su interior células espermáticas. Surge del aparato reproductor masculino de la flor y lo que hace es llevar las células al aparato reproductor femenino con el objetivo de fecundar el fruto de la planta. La alergia al polen tiene un fuerte componente hereditario, aunque suele remitir a partir de los 40 años, lo que significa que los jóvenes la sufren en mayor medida.

La rinitis alérgica es la patología aparejada con el rechazo al polen. Picores e irritación de ojos, nariz, paladar y faringe se acompañan de estornudos y lagrimeo. El test cutáneo es el método más eficaz para detectarla y, a partir de ahí, el tratamiento con antihistamínicos y corticoides suele ser la opción más frecuente por los especialistas médicos. El roble, el olmo, el platanero o el olivo y, en verano, las gramíneas, son los principales responsables de la emisión de polen. Los ácaros, parásitos microscópicos que surgen con una alta humedad, producen también reacciones alérgicas muy similares a las del polen.

Pero hay más alergias que se dan con mucha frecuencia, como las relativas a determinados alimentos e incluso a ciertos medicamentos. La alergia a alimentos, que se produce cuando una persona reacciona exageradamente al contacto, ingestión o inhalación de un alimento, puede provocar desde reacciones leves (erupciones, urticaria, picor, tos o vómitos) a reacciones más graves, como dificultad respiratoria, hipotensión, palpitaciones o mareos, llegando a causar incluso un shock anafiláctico con riesgo de muerte.

Existen varios tipos de alimentos implicados en las reacciones alérgicas, si bien los datos varían según el rango de edades de los afectados, zona geográfica o hábitos alimenticios. En España, seguidos del pescado, aunque esta alergia es más persistente y los huevos y la leche de vaca son los alimentos que más reacciones alérgicas provocan en los niños. Según los últimos estudios realizados sobre la población española, las frutas son el primer alimento causante de alergia, seguido de frutos secos, mariscos y pescados. Urticaria, eccema, inflamación de labios, manos, pies, shock, y dermatitis atópica, además de vómitos, suelen ser los síntomas.

Por su parte, la alergia a determinados medicamentos genera erupciones en la piel, enrojecimiento, labios y párpados hinchados y también dificultad respiratoria. Ante estos tipos de problemas, los originados por alimentos y medicamentos, el remedio consiste en evitarlos o sustituirlos por otros recetados por los profesionales.