El pleno del Parlamento Europeo se ha mostrado a favor de que el etiquetado de las bebidas alcohólicas que se comercialicen en la Unión Europea incluyan información sobre su contenido calórico y sobre el riesgo que plantea su consumo para los bebés en gestación y para quienes conducen habiendo bebido.

Por ello, en una resolución aprobada a mano alzada en Estrasburgo (Francia), los eurodiputados han encargado a la Comisión Europea que explore estas opciones y presente propuestas a más tardar en 2016.

Así, ven necesario que la Unión Europea cuente con una nueva estrategia sobre consumo de alcohol, con el objetivo de alertar de los riesgos y reducir el consumo entre los más jóvenes.

Dicha estrategia debería abordar cuestiones como mejorar la prevención y tratamiento del alcoholismo, recopilar datos fiables sobre cuestiones relevantes, tomar medidas para reducir los accidentes de tráfico ligados a la bebida y analizar los patrones de consumo, según explica el texto.

Otra de las preocupaciones de los eurodiputados para frenar el consumo irresponsable es .la venta transfronteriza de alcohol a través de Internet.

El texto original de la resolución abogaba, además, por que en ningún caso se emplee el dinero público en campañas para promover el consumo de alcohol, una idea que ha sido enmendada para que se contemple como excepción el derecho del sector vitivinícola a participar en los programas de promoción de productos agrícolas europeos.

Tras el voto, las eurodiputadas españolas Clara Aguilera (PSOE) y Esther Herranz (PP) han aplaudido que la resolución no se pronuncie en contra de que el vino siga beneficiándose de los fondos europeos para su promoción en nuevos mercados. La enmienda aprobada ha sido promovida por los socialistas europeos, aunque los populares habían presentado una similar que finalmente no se ha votado por coincidir con la primera, explican fuentes socialistas.

Según los datos recogidos por la Eurocámara, el consumo excesivo de alcohol provoca 3,3 millones de muertes prematuras en el mundo cada año y cerca del 25 % de las muertes de jóvenes de entre 20 y 39 años están relacionadas con la bebida.