Este viernes, 5 de octubre, se celebra el Día Europeo de la Depresión (DED), con el objetivo de sensibilizar a la población y acabar con el estigma que rodea esta patología, que constituye hoy en día un problema de salud de elevada trascendencia con graves repercusiones tanto para el paciente, los familiares y la sociedad en general.

Síntomas

La depresión se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una afectación global psíquica y física, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva.

Diagnóstico

La posibilidad diagnóstica de un trastorno depresivo se suele plantear a partir de datos observacionales poco específicos, como el deterioro en la apariencia y en el aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de voz bajo, expresiones faciales tristes, llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención, verbalización de ideas pesimistas (culpa o hipocondría), alteraciones del sueño y quejas somáticas inespecíficas.

La base para distinguir estos cambios patológicos de los ordinarios viene dada por la persistencia de la sintomatología, su gravedad y el grado de deterioro funcional y social.

Superación de la depresión

El proceso de superación de la depresión debe venir de la mano de un experto. Pedir ayuda es fundamental, así como ponerse en manos de profesionales en el tema.

Es necesario acudir al psicólogo y que éste ayude a entender la razón del malestar y cómo puede superarse. En definitiva, acudir a psicoterapia para aprender a interpretar la realidad desde un punto objetivo y útil.

Otro ejercicio determinante para superar la depresión es reenfocar las emociones negativas y potenciar las positivas. Los expertos apuntan a los beneficios de activar las sensaciones placenteras para que así el paciente obtenga ese bienestar que le falta.

En todo este proceso, quien cuenta lo que le ocurre siente alivio, ya que al comprender lo que le sucede se da cuenta de que lo puede superar. De esta manera, el afectado empieza a experimentar cambios positivos y se motiva para salir del túnel.

En función de la gravedad de la depresión, el profesional deberá evaluar la salud mental del paciente. Si la terapia no es suficiente o si se encuentra en una fase aguda cuando comienza el tratamiento, la persona deberá ser derivada a un psiquiatra. En estos casos, aparecen numerosos prejuicios. Se oculta la visita al psiquiatra, cuando en realidad se trata de un profesional que, junto con la terapia, procede a la prescripción farmacológica recomendada a nivel científico, dado que facilita y acelera la recuperación y salida de la depresión.