Si llamamos progreso a introducir cambios para mejorar, les aseguro que en los últimos años la práctica médica ha hecho progresos muy evidentes. Yo cuento con más de cuarenta años de esa práctica y en ellos se ha avanzado en todos los terrenos, desde la posibilidad de evitar enfermedades (uso de vacunas, evitar exposición a circunstancias de riesgo o corregirlas), a mejorar su diagnóstico y sobre todo en las ofertas terapéuticas. Han aparecido nuevos tratamientos y se ha conseguido en muchos casos resultados brillantes, que incluso los podemos calificar de espectaculares. Querría comentar alguno de ellos.

Trasplante de órganos. Hay personas a los que una enfermedad les daña un órgano: corazón, hígado, o incluso los dos que tenemos para realizar la misma función: los riñones, pulmones, etc. Las posibilidades de los trasplantes en este terreno han sido inmensas. Un trasplante con éxito resulta de múltiples actuaciones que incluye: una red social de donantes, una infraestructura para la utilización del órgano, su traslado, equipos preparados, etc. Pero especialmente de habilidades técnicas, quirúrgicas en la realización del trasplante y luego un control inmunológico del rechazo.

Me detengo en este punto. Usted conoce que somos únicos y que nuestro propio cuerpo dispone de un sistema inmunológico, (a partir de células llamadas linfocitos) que reconocen lo propio, lo que somos, y también si algo externo nos invade. Este puede ser el caso de un agente infeccioso que nos arremete y entonces producimos anticuerpos para destruirlo. Si nos ponen sangre que no es como la nuestra hacemos lo mismo. El sistema inmune se encarga de destruir esas agresiones. Pero también el sistema funciona cuando alguna de nuestras células se transforma o cuando nos trasplantan un órgano. Se debe por tanto buscar que ese órgano sea en sus rasgos inmunes, lo más igual o idéntico posible al del sujeto a trasplantar. Si no, hay que controlar ese sistema inmune con medicamentos para que no rechace el órgano. El resultado es que hoy infinidad de órganos se trasplantan para sustituir a los dañados. Pero no es eso sólo sino que hemos llegado a situaciones prodigiosas: Se trasplanta no sólo el órgano sino varios a la vez, la cara, los brazos, etcétera y con éxito.

Otras veces el órgano está algo dañado, por ejemplo por una lesión de los vasos (arterias) que lo nutren, pero aún funciona. Es el caso de las enfermedades coronarias, de la aorta, de la carotida. Pues bien, es posible introducir tubos (sondas), en estas arterias, sondas que provistas de un balón pueden hincharse y dilatar la arteria, o colocar en su luz un nuevo tubo. Este se introduce plegado pero una vez dentro de la arteria dañada puede abrirse como un paraguas y permitir que esa arteria aumente su diámetro y el órgano tenga mejor riego (stents).

Lo más prodigioso es que se realiza sin necesidad de operar al enfermo introduciéndole estos dispositivos por sus propias arterias. Lo que le comento no sólo sirve para las arterias, ya que cuando otros conductos están estrechados y bloquean el paso de sustancias a su través, por ejemplo por un tumor, médicos expertos a través de visión endoscópica colocan catéteres o tubos rígidos que impiden que el órgano se cierre. Ello permite tenerlo abierto por ejemplo el esófago (el órgano que conecta la boca con el estómago), las vías biliares, el uréter, etcétera.

Es increíble el uso que se está planteando para las células madre. ¿Qué son? Usted nace porque el espermatozoide de su padre se unió al óvulo de su madre y generó una célula única, el huevo. Esta por divisiones sucesivas hizo de usted un feto, luego un recién nacido y posteriormente un adulto. Las células se multiplicaron hasta el infinito y a la vez se especializaron; unas fueron hueso, otras partes de un ojo, otras del hígado. En la primera célula había toda la información o potencialidad para originar todos estos órganos y tejidos. Son las células madre y hoy sabemos que los adultos aún conservamos células con esa capacidad.

Los primeros trabajos para obtenerlas necesitaban usar embriones, los no usados o almacenados como fuente de células madre. Luego se vio que abundaban en la placenta y hoy sabemos que existen en otros tejidos por lo que pueden obtenerse del adulto, por ejemplo de la grasa en la cirugía de la obesidad o la liposucción. Cada uno de estos orígenes tiene ventajas e inconvenientes. Una vez obtenidas, se trata de hacer que esas células madre mediante determinadas sustancias (factores de diferenciación) puedan originar los tejidos u órganos que necesitamos, y eso es ya posible Solo que se tiene el riesgo de que aumente la posibilidad de generar tumores malignos, ya que en el fondo son células que se dividen sin control.

Con estos avances se prevé que no se precise el trasplante de un órgano entero, sino colocar células madres junto a las zonas del órgano dañado. De hecho se han utilizado en el infarto de miocardio, en el que las células del corazón se dañan porque las arterias coronarias de una zona se cerraron y dejaron de aportar oxígeno y nutrientes y causaron la muerte. Hoy se pueden dejar células madres con un catéter y esperar a que regeneren. Estamos en los inicios, pero se está haciendo, y no solo en el infarto, en la enfermedad de Parkinson y se plantean para el tratamiento de la diabetes, las demencias o muchas enfermedades degenerativas del sistema nervioso.

También es increíble la historia de la oveja Dolly. Usted quizá recuerde que de una oveja madre se usó el útero y uno de sus óvulos. De este se retiró el contenido del núcleo, el ADN que contenía los genes, y en su lugar se puso el ADN (los genes) de otra oveja. Se fecundó, y la madre de Dolly quedó preñada; luego nació su hija, que no era en absoluto como ella sino idéntica a la oveja que había dado el nuevo ADN (genes) del núcleo. Por cierto que en el momento en que nació para Dolly era el minuto cero pero ya era vieja, tenía el tiempo que había vivido el núcleo de la oveja donante,É de hecho poco después Dolly era vieja y murió. Si hacemos eso mil veces tendremos mil Dollys idénticas. Es sabido que en la sociedad ya hay úteros de alquiler, y que es posible seleccionar los óvulos.

Estamos en medicina casi ficción. Las mujeres pueden concebir sin necesidad de los hombres, pueden quedar embarazadas tras perder las reglas, recuerdo la historia de una italiana que fue madre por encima de los 60 años. Y finalmente he leído la historia de un hombre (transexual, al que habían implantado un útero) que ha quedado embarazado.