Los coches voladores que, hasta ahora, no habían logrado traspasar las fronteras de la ficción, estarán surcando lo cielos dentro de dos años. O al menos eso opina la compañía eslovaca AeroMobil, que va más allá de los vehículos inteligentes o autónomos en los que están trabajando Google o Apple, y se atreve con un modelo capaz de levantar el vuelo a su antojo.

AeroMobil lleva trabajando casi cinco años en el desarrollo de un coche volador que a la vez pueda conducirse por las carreteras (no siempre se podrá volar con libertad) y resulte funcional a todos los niveles. Esta semana la compañía ha dado a conocer su prototipo y aseguró que su modelo llegaría al gran público en 2017.

La irrupción de este tipo de vehículos en el mercado, según aseguran sus creadores, acabará con los largos atascos, nos ahorrará colas en aeropuertos y vuelos incómodos y ampliará los horizontes a conquistar por los aventureros menos arriesgados (que podrán, por ejemplo, coronar la cima de una montaña sin enfrentarse a una pendiente a prueba de domingueros).

Eso sí, estos coches no serán aptos para todos los bolsillos ya que la compañía ha anunciado que costarán varios cientos de miles de euros. Además, aún no sabemos las restricciones legales a las que se enfrentarán nuestras excursiones de altos vuelos.

Por otra parte, AeroMobil aún tiene que solucionar varios frentes abiertos antes de lanzar su modelo definitivo: debe encontrar materiales más ligeros y resistentes (capaces, al mismo tiempo, de mantener el coche en el aire fácilmente y sobrevivir a aterrizajes forzosos) y superar con éxito los controles que los gobiernos, aún neófitos en este terreno, impongan a los vehículos voladores.