La monotonía es uno de los factores más discutidos dentro del actual modelo de la industria del videojuego. Mecánicas repetitivas, secuelas innecesarias, adaptaciones destinadas a la nueva generación que crispan los nervios de los jugadores que buscan nuevas experiencias, son algunos de los errores que nos están dejando estos primeros años de nueva generación. Quizá sea el momento de comenzar a replantearse algunos conceptos, pero el debate entre calidad y cantidad está lejos de ser solventado.

Sabemos, además, que no es sencillo producir un videojuego que combine conceptos como calidad, cantidad y frescura, experimentos que en ocasiones dan lugar a experimentos fallidos donde la máxima experiencia de juego sólo es disfrutada por unos pocos. ´Ori and the Blind Forest´, la opera prima de Moon Studios, nos ofrece algunas pistas al respecto.

Poesía, la gran desconocida para la industria del videojuego

´Ori and the Blind Forest´ surgió entre los muros de Moon Studio, desarrolladora independiente que trabaja bajo la tutela de Microsoft Studios. Concebido como uno de los principales impulsores de Xbox One para el mercado independiente, la obra escapa fácil y rápidamente de la lista conocida de clichés, apoyándose en un estilo artístico propio para llamar la atención de todo tipo de jugadores desde su presentación y la nuestra desde que tuvimos la primera toma de contacto con el juego.

La premisa no es nueva, ni de lejos, no así sus intenciones. El género de la plataforma bidimensional es uno de los pioneros en la industria, y tras ofrecer decenas de joyas durante décadas hasta la entrada del modelo poligonal, hemos visto como la fórmula logra mantenerse y reinventarse una y otra vez, siempre con resultados dispares. Advertimos, desde el primer momento, que ´Ori and the Blind Forest´ se caracteriza por su minimalismo, sencillez, y el extremo sentido de la diversión, dejando espacio suficiente para sorprender gratamente al jugador.

Así, la narrativa es uno de los aspectos más cuidados del proyecto. Apartándose por completo de los cánones establecidos a la hora de formular su historia, el título ofrece reflexiones propias que encajan a la perfección en la parcela artística del videojuego. ´Ori and the Blind Forest´ nos invita a un camino basado en el auto-conocimiento, la responsabilidad, el coraje, la dedicación y el sacrificio, encarnando a un huérfano llamado Ori que ha sido exiliado de su pasado. A su lado se encuentra Naru, su cuidadora, que comienza a enfermar debido a amenazas desconocidas, obligando a nuestro protagonista a adentrarse en mundos desconocidos.

Un paseo por los lugares más bellos del mundo

La desarrolladora ha diseñado su proyecto inspirándose y rememorando clásicos como ´Super Metroid´ y la serie ´Castlevania´, diseñando escenarios y rutas alternativas - inaccesibles en un principio- para que el jugador termine, sin quererlo, reconociendo los hermosos paisajes que adornan el periplo. Durante los primeros minutos comenzamos a ver los rasgos característicos del género comúnmente conocido como "metroidvania", donde adquirir experiencia, desbloquear nuevas habilidades, recoger mejoras y emplearlas para acceder a zonas nuevas serán una constante durante la travesía.

Las similitudes entre las series de Konami y Nintendo terminan ahí, pues Moon Studios ha optado por dar un camino diferencial a su obra. De esta manera, Ori no atacará por si mismo, lo hará su compañero Sein, una criatura esférica cuyo papel recuerda a las hadas. Empleando a Sein derribamos a los enemigos, acumulando experiencia que nos permitirá desbloquear y evolucionar ciertas habilidades, y aquí es donde entra el punto más polémico del título y diferencial contra otros exponentes del género: su dificultad, ya que a diferencia de ´Metroid´ y ´Castlevania´, ´Ori and the Blind Forest´ no ofrece un reto considerable de cara al jugador experimentado, sino que el estudio se ha centrado en la trama y el mundo que le rodea, y no en la dificultad. Advertimos, eso sí, que el juego incluye tramos peligrosos, pero son puntuales. Los enemigos, en este caso, son bastante dóciles y fáciles de aniquilar, apareciendo además en las mismas localizaciones de siempre para soltar los valiosos puntos de experiencia por doquier, lo que invita al jugador a evolucionar su personaje rápidamente. Si utilizamos ciertos trucos, de hecho, vemos como la experiencia pronto brota a borbotones, encontrándonos con un reto menor de cara al futuro.

Esta cuestión, que no perdonarán los fans más acérrimos al género, dista mucho de eclipsar la experiencia de juego, pero sí la pone en entredicho. Como desafíos encontramos, por otra parte, la necesidad de sortear las dificultades del escenario con la mayor gracia posible, empleando para ello las habilidades de salto y las diferentes maniobras de nuestro carismático protagonista. Los saltos son frecuentes, así como los impulsos en las paredes y los niveles en el plano horizontal y vertical, invitándonos a descubrir los secretos de cada zona.

Belleza digital que se funde con la jugabilidad

Por otra parte, y aquí entra en juego otro concepto de dificultad. Una de las novedades que ofrece la producción es su sistema de guardado, que se aleja de lo conocido por el género. Podemos ir olvidándonos de que el videojuego guarde automáticamente nuestro progreso, ya que será el jugador el que dicte las órdenes de guardado, ofreciéndole la oportunidad de crear sus propios puntos de guardado gracias a los orbes azules que dispersan los enemigos y que aparecen repartidos por el escenario. Es decir, el jugador es el encargado de decidir dónde y cómo guardar, siempre teniendo presente que los orbes son limitados. Esto tiene su contrapartida y añade dificultad a la obra, puesto que hay momentos donde el peligro se huele en el ambiente, siendo necesario retroceder sobre nuestros pasos en busca de los preciados objetos si no queremos perder la partida. Morir significa, por definición, volver al último punto de guardado, perdiendo cualquier progreso obtenido hasta la fecha. Y aquí, si no jugamos bien nuestras cartas, podemos ser víctimas de la frustración.

En cualquier caso, el viaje que plantea ´Ori and the Blind Forest´ es tan natural como un paseo por los lugares más bellos del mundo, memorables, intensos y refinados. Mejor aún, el videojuego cuenta con la capacidad de renovarse entre los constantes tiroteos viscerales que marcan las tendencias del mercado del videojuego actual, algo que sin duda agradecerá el defensor del arte digital. Uno de los aspectos más brillantes que ofrece este ´Ori and the Blind Forest´ es su banda sonora, que nos ha dejado prendados. Las piezas compuestas para la ocasión están perfectamente orquestadas con un sinfín de instrumentos que acompañan los saltos y acrobacias del protagonista, algo capaz de conmover al jugador desde el primer momento. Más importante aún es la acentuación de los momentos emotivos del juego, que estremecerán al usuario más sensible, amén de que los más pequeños encontrarán una fuente de inspiración tierna y con valores de peso. Todo, por supuesto, ambientado por un apartado técnico dibujado a mano que es sencillamente único.

Conclusiones

Completar la experiencia que ofrece el título de Moon Studios nos llevará aproximadamente una decena de horas, algo menos si somos diestros con el mando y algunas horas más si decidimos optar a todos los desbloqueables y logros repartidos por todo el juego. Lo importante en ´Ori and the Blind Forest´ es, desde luego, el viaje, y no la meta.

Cada minuto invertido en la obra es una delicia para el jugador, aunque insistimos que la fórmula que plantea no es nueva, y, de hecho, se va retomando poco a poco a medida que avanza la actual generación. No es un título excesivamente innovador por su jugabilidad, sí por su frescura a la hora de transmitir una historia llena de matices emotivos. Moon Studios ha sabido dar ese toque de personalidad especialmente característico e identificable al juego y la familia de Microsoft está de enhorabuena, pues estamos ante un nuevo clásico dentro de la historia del género. Otra obra atemporal que, desde luego, se mantendrá en la mente de los jugadores durante décadas.

Lo mejor de 'Ori and the Blind Forest´

  • Su estilo propio, que llamará la atención de todo tipo de jugadores.
  • Su minimalismo, sencillez, y el extremo sentido de la diversión.
  • El carismático protagonista.
  • El dibujo a mano.

Lo peor de 'Ori and the Blind Forest´

  • Los enemigos son muy fáciles de aniquilar.
  • La fórmula que plantea no es novedosa.

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