El Ramadán, el mes más sagrado de los musulmanes, arranca sin restricciones por primera vez en dos años. El noveno mes del calendario islámico se inicia cuando se avista la luna creciente y se prolonga hasta la luna nueva. Es uno de los cinco pilares de los seguidores del profeta Mahoma, con la fe, la oración, la limosna y la peregrinación a la Meca.

El rey de Marruecos, Mohamed VI, que auna autoridad política y religiosa, puede reunirse con Pedro Sánchez durante el Ramadán. Se encontrarán, explicaron desde Rabat, en uno de los almuerzos que se celebran, a la puesta del sol, tras romper el ayuno, habituales para los encuentros familiares y fraternales. Todo un signo, un símbolo de la amistad que Marruecos ofrece al reino de España en la persona del Presidente en esta nueva etapa de relaciones.

Uno de los aspectos que marca este inicio del Ramadán es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos. Fruto de la apertura marroquí, por ejemplo, se inauguró ayer el vuelo de Binter entre Las Palmas y Gelmim que mejora la conectividad de las provincias de Guelmim, Sidi, Ifni, Assa Zag y Tan Tan. Esas tierras en las que el reino alauí defiende una autonomía politica «seria, creíble y realista» para Pedro Sánchez.

Sólo cada 25 años coincide la Pascua Judía, la Semana Santa y el Ramadán y eso ocurre en este 2022. Este evocador periodo religioso entre los vecinos musulmanes no solo tiene como fondo el Sáhara, con un flujo migratorio que persiste, sino también la guerra en Europa del Este. Países como Marruecos e Israel, tan rigurosos con sus religiones, se han distinguido por jugar un singular papel de puente con Vladimir Putin.

Rusia y Marruecos pueden minimizar el impacto de las sanciones occidentales contra Moscú sobre sus intercambios comerciales recurriendo al trueque y utilizando divisas que no sean el dólar y el euro, informaba ayer Mohamed Siali. El marco de las relaciones bilaterales que había sido definido durante las últimas visitas del rey Mohamed VI al Krenlim no se ha quebrado con la guerra. De ahí que el reino alauí no se haya sumado a sus aliados occidentales en la condena de la invasión rusa de Ucrania, aunque ha realizado llamadas al diálogo para poner fin al conflicto.

Resulta evidente. La diplomacia marroquí que encarna el titular de Exteriores Nasser Bourita, ministro que el rey ha mantenido pese al cambio de Gobierno tras las elecciones, se ha convertido en la piedra angular de reino alauí. Bourita es un diplomático de carrera con amplia experiencia del que, quienes lo conocen, aseguran que se entiende bien con su colega José Manuel Albares. Eso parece. Tal vez el Ramadán sea un tiempo prometedor que pueda dar frutos de fraternidad entre Marruecos y España. Amén.