Dice Paulino Rivero que está comprometido 'hasta el tuétano' con los servicios públicos y que no va a permitir 'que se deterioren unas prestaciones a las que los ciudadanos tienen derecho'. Y se queda tan pancho. Parece que el presidente se ha comido intencionadamente una palabra clave en su alegato. Lo correcto, visto lo visto y sufrido lo sufrido, había sido decir: no va a permitir que se deterioren 'más' unas prestaciones a las que los ciudadanos tienen derecho. Que se deterioren más, eso. No pongo en duda la voluntad de Rivero pero es que su música me suena; en un país en el que la sanidad está situada la sexta por la cola, con una Ley de Dependencia que abochorna, con unos ancianos que son tratados al trancazo, sin centros adecuados, sin la mínima atención que le adeudamos, del presi me fío lo justo. No tengo a Rivero como el hombre del saco pero sí como un político que alquiló casa en la higuera, en otro mundo; que se distrae pegando con Poxipol el culo de la peor consejera de Sanidad que recuerdo, Brígida Mendoza, a la silla. Cuando le escucho decir a ella un solemne: 'El ébola aquí no entra, lo tenemos controlado', pienso: '¡Dios nos coja confesados!'

Y ahora la guinda del pastel. Estos días hemos conocido el estado en el que viven los bebés de Neonatos del Materno Infantil. Si lo adecuado como bebés frágiles que son es que en el espacio que ocupan la temperatura sea de 23, 24 grados desde hace dos meses los 50 niños viven en un horno, 35 grados. El personal ha tratado de mitigar los efectos de calor con trucos caseros pero el mejor, el puntero, ha sido la generosísima adquisición de un pingüino. Aire acondicionado en mal estado, dicen los jefes. Sea lo que sea arreglarlo es de suma urgencia, pero ya ven. Una sabía que a la Consejera de Sanidad le importan cuarto y mitad sus administrados y mil pruebas tenemos, pero que trate con desprecio a los bebés, vulnerables, sin defensa, es entrar de lleno en el apartado de peligrosidad pública. Solo una irresponsable se va cada día a casa sabiendo que en un hospital del que es responsable 50 bebés delicados no están siendo atendidos como debieran. Y si el aire llevaba meses fallando ¿dónde ha estado la gerencia para poner el grito en el cielo? Escondida, supongo.

Hasta el tuétano, Presidente.