Martes. Ocho de la mañana. Suena el móvil. Lo atiendo de carambola porque como entenderán, no son horas. Escucho: "Marisol... soy Sor Petra (la monjita del Carmen, unos 90 años) y es para decirte que ha sido todo muy bonito (ya hace un mes y pico que le hice la entrevista...) y que la congregación está muy agradecida". Más dormida que despierta le digo;"¡Sor Petra! ¿qué haces despierta tan temprano...?", respuesta: "¡Yo me levanto a las seis de la mañana!". Joder!. Hablé lo que fui capaz de hilvanar y finalmente me dijo, muy bajito, como para que no se enterara nadie: "Ven por aquí desde que puedas que tengo un regalito...". Jajajaj...!! Será una imagen de la virgen Carmen o un libro de una santa o una de esas cosas que a ellas tantos les gusta y yo, sea lo que sea, lo agradezco. De momento le dije que conformaba con un café. Y me conformo.Vaya mujer linda. Mi amiga con 90 años tiene gasolina para rato. Por una vez ella y tantas otras religiosas de la Congregación Nuestra del Carmen en la calle Luis Morote (Las Palmas de Gran Canaria), que tanto han hecho por la franja más desfavorecida de la sociedad, han sido noticia y de pronto se han dado cuenta de que la sociedad, sus alumnos, ya hombres y mujeres, no le olvidan. Difícil olvidar a las que te tendieron la mano siendo unos niños. Desde que en La Provincia publicamos el reportaje de Sor Petra, preciosa historia, la centralita del colegio ha sido un no parar. Alumnos, vecinos, amigos, etc., han tocado en la puerta del centro para darle las gracias a todas: "Venían, nos tomaban las manos, nos abrazaban... se veían que nos querían...", cuenta Sor Petria tan ingenua, tan buena, tan auténtica.