No sé a qué camino me llevará el destino. Pero sé que pase lo que pase, hay cosas que tengo bien claras, fijas, incrustadas en mi corazón. Y una de ellas, la más intensa, ... lo eres tú.

Si desaparezco de este dulce sueño,

no quiero abandonarlo sin decirte algo antes.

Si te alejas de mí, si me alejo de tí, sea por el motivo que fuere,

yo siempre estaré en ti.

Si se cierra la puerta que nos deja ver nuestros corazones,

nunca pasaré la fría llave del adios.

Necesito mirar a lo lejos,

y saber que aún estás ahí, que existes, que eres así, como te necesito. Y que aunque la puerta de los sueños permanezca cerrada, siempre sabré que detrás de ella, tú siempre estás... conmigo.

Siempre estarás en mi, siempre permanecerás en mi.

Donde estés, siempre te encontraré. Donde te halles, me hallarás.

Jamás nadie podrá imaginar, que hayas llegado tan adentro de mi ser. En ese lugar tan delicado, tan sensual, tan mío.

Creía perdida esta sensación, que me embriaga ahora. Y el temor a que se cierre la puerta, crea en mí una sensación de tristeza que hace desprender de mis ojos una pequeña y melancólica lágrima.

Parece hablar por sí sola. Escúchala. Cierra tus ojos y óyela.

Yo lágrima de la esperanza, estaba perdida en el mundo de los sueños, y al salir de ese mundo, cuando me miras, atontada me quedo, y quiero correr hacia a ti, caer en tus manos, filtrarme en los poros de tu piel. Dime si me aceptas, si me tomas, quiero entrar en tu mundo de fantasías, y demostrarte lo que allí detrás de la puerta, guarda el mundo increíble y apasionado del amor que te tienen. No te alejes, porque desde allí, hay un alma que día a día, más y más te necesita, y que el sólo saber que le admiras, le hace sentirse protegido por tu alma. No le olvides, porque él, nunca te olvidará.”