Muchas pacientes ya notan que tras el primer ciclo se pierde pelo y que en el segundo ciclo esa caída es mayor. Esta pérdida de pelo (alopecia) se mantendrá tanto tiempo como dure el tratamiento. Por lo general, el pelo vuelve a crecer entre los primeros 3 y 6 meses después de acabar la quimioterapia en más de la mitad de los casos reaparece de una forma distinta a como lo teníamos antes tanto en color, textura, grosor, pasando de ser liso a ondulado etc.

La caída de pelo durante la quimioterapia se produce porque los fármacos también dañan el crecimiento de nuevos cabellos asociados a otros componentes como debilidad orgánica o estrés. No solo perdemos el pelo de la cabeza, sino también vello facial, pestanas, cejas, vello púbico y axilar.

La alopecia producida por la quimioterapia preocupa mucho a los pacientes, tanto a nivel personal como en sus relaciones con otras personas. El cambio además es muy rápido y no escogido por la paciente. Además, la pérdida de cabello hace que los pacientes oncológicos puedan sentirse expuestos al escrutinio de otros y que han perdido parte de su privacidad. Por ello es habitual que muchos pacientes de cáncer usen pelucas, pañuelos o gorros para sentirse más cómodos.

Es fundamental prepararse para decidir cómo se va afrontar esa pérdida de cabello. Por ello, además del apoyo psicológico en equipos oncológicos multidisciplinares, muchas enfermas tienen que decidir entre cortar su pelo preventivamente o dejarlo caer. En general cortarse el pelo antes de iniciar el tratamiento permite reducir el impacto visual de encontrarte cabellos en la almohada y el peine, mejora la sensación de autonomía y es probablemente mas cómodo ya que la secuencia de caída de pelo es irregular, de tal forma que encontrarás cabello desprendido al despertar por la mañana, pero también cuando te toques la cabeza. Por lo tanto, si te cortas el pelo desde el principio, evitaras sorpresas.

En general la cabeza debe llevarse cubierta durante el periodo del tratamiento porque el cuero cabelludo no está preparado para recibir de forma directa los rayos de sol ni las temperaturas bajas del invierno. Se pueden usar gorros o pelucas.

Si usas pelucas podrás disimular la alopecia durante el tratamiento con quimioterapia, mejorando tu seguridad de cara a los encuentros con otras personas. Pueden ser naturales o sintéticas, y son muy importantes si pretendes mantener tu imagen habitual o incluso si quieres dar un cambio a tu imagen. Cambiar está bien pero quizás debes pedir opinión a un profesional estético y que ese cambio te sea cómodo.

Durante el tratamiento debes cuidar tu cuero cabelludo, además de llevarlo protegido con gorros, pañuelos o peluca. Debe lavarse con champú neutro para no irritar la piel y secarlo suavemente sin frotar con la toalla. Es conveniente tenerlo bien hidratado con cremas suaves, no excesivamente grasientas, sin perfume y con PH 5.5 para mantener el equilibrio natural de la piel. No debes dormir con peluca y si sales a la calle sin cubrirte, usa una crema de protección solar factor 50.

Una vez finalizado el tratamiento, los primeros cabellos que reaparecen serán muy débiles. Es un proceso lento y debemos dejar descansar el curo cabelludo de la peluca entre 8 y 10 horas, para favorecer el desarrollo del nuevo cabello. Como en un 60% de los casos, el nuevo cabello es diferente del que tenían, estos cambios inesperados pueden resultar agradables, sobre todo para las mujeres, debido a la novedad de disfrutar de un cabello distinto. En general recuperar la imagen inicial podrá necesitar de 6 y 12 meses, dependiendo de la longitud de tu pelo. Para ayudar a esa recuperación es imprescindible una alimentación completa y sana, aportando proteínas, vitaminas, frutas y verduras.

Si bien con una buena alimentación y un estilo de vida saludable se recupera la imagen habitual, también existen tratamientos capilares que pueden acelerar la recuperación. Estos tratamientos mejoran la oxigenación y alimentación de los folículos pilosos a través de la estimulación del riego sanguíneo.

Si la pérdida de pelo fuera definitiva se puede recurrir al microinjerto capilar, también conocido como trasplante capilar. Esta intervención quirúrgica menor consiste en extraer pelo de la zona sana del paciente para insertaarlo allí donde lo necesita. En principio lo recomendable dejar pasar al menos un año entre el final del tratamiento oncológico y el inicio del micro injerto para que el pelo que se va a injertar este totalmente recuperado.

Es importante recalcar que la alopecia inducida por quimioterapia es transitoria, que se recupera en 6 a 12 meses tras finalizar el tratamiento y que el pelo en más de la mitad de las pacientes reaparece un poco distinto del que teníamos antes del tratamiento. Es muy importante que un equipo de oncólogos, médicos estéticos, cirujanos plásticos y psicólogos trabajen de forma coordinada para minimizar el impacto de la quimioterapia en la calidad de vida de los pacientes con cáncer.