Los datos diarios de infectados y fallecidos por Covid-19 son demoledores. La tercera ola está siendo demasiado parecida a todo lo vivido durante los meses de marzo y abril del año pasado. Incluso los principales epidemiólogos temen que a corto plazo puede ser todavía peor. Mucho peor. Y los contagios de cada jornada nos dan una dramática pista de que pueden estar en lo cierto.

No es un problema de España, sino del mundo. Países de Europa como Portugal, Reino Unido o Alemania están registrado cifras inusitadas. Y puede que el drama ya esté aquí, aunque no lo veamos. Porque los contagios de hoy son ingresos hospitalarios dentro de varios días, traslados a UCIs una o dos semanas después, y muchos días allí antes de curarse, o morir.

Así que, si ya estamos hablando de que la sanidad está hoy cuasi desbordada, y seguimos batiendo récords de contagios, nos dirigimos hacia la catástrofe.

FFP2 obligatorias en comercio y transporte

Para intentar suavizar lo más posible la situación, y ante el alarmante crecimiento de la cepa británica, en Austria o regiones de Alemania como Baviera, las autoridades sanitarias decidieron que las mascarillas FFP2 sean obligatorias en el transporte público y en los establecimientos comerciales.

Una decisión que ha abierto el debate sobre la conveniencia de establecer como obligatorio el uso de este tipo de mascarillas en otros países como España.

Para el médico preventivista Jesús Molina Cabrillana, miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, “la clave de la prevención no está sólo en qué tipo de mascarilla usar, sino también en que la usemos adecuadamente”.

Y es que los especialistas en medicina preventiva consideran alarmados que el uso que realizamos de las mascarillas es “muy laxo”.

Una mascarilla FFP2 sólo es eficaz y filtra el 94% de las partículas cuando la ajustamos correctamente. Si no se hace bien, las personas terminan respirando a través del espacio que queda entre la máscara y la cara en lugar de hacerlo a través del filtro, y la protección dejará de ser eficaz.

Es un problema demasiado generalizado. En las consultas y en los entornos sociales, los médicos observan que no se respetan las indicaciones de tiempos de uso, colocación… “Si llevas la mascarilla durante un mes no te van a multar, pero ¿es efectivo contra el contagio? Claramente no”, subraya Molina.

La importancia del precio

Pero a la hora de hablar sobre las FFP2 es importante tener en cuenta la cuestión económica. Las FFP2 son caras. Superan con creces el euro y están sujetas a un 21% de IVA. Por eso el doctor Molina Cabrillana explica que “si como medida de salud pública se hicieran obligatorias habría que bajar el elevado precio que actualmente tienen. Si no, sería imposible un acceso generalizado a ellas”.

De hecho, a juicio de este experto la mascarilla quirúrgica, a pesar de que tiene un tope de precio y solo el 4% de Iva, ya es cara, “tendría que ser gratis o a coste de producción, ya que es obligatoria”.

Porque es el precio lo que influye en muchos casos a la hora de que se utilicen mal y se intente prolongar el uso de las mascarillas, de cuatro horas, más allá de lo conveniente.

En cualquier caso, si se confirmara que la cepa británica se está extendiendo en nuestro país, Molina no considera una mala idea el acudir a las mascarillas FFP2 cuando tengamos que permanecer en un espacio cerrado durante más de 10 minutos, por ejemplo, una sala de espera, el transporte público, un supermercado… “Pero siempre y cuando se utilice la mascarilla correctamente” subraya.

Evita el contagio en la doble dirección

Las FFP2 (como las KN95) aportan una protección en torno al 95% de las partículas mayores de 0,6 micrómetros, y por eso están recomendadas para el uso de los profesionales sanitarios y de los grupos de riesgo.

Además cumplen la doble función necesaria: evitan la salida de gérmenes cuando exhalamos, y no dejan pasar las partículas contaminantes a nuestro organismo. Por eso se dice que con ellas, en un alto porcentaje, ni nos contagian ni contagiamos.

Las hay mejores, como son las FFP3, que alcanzan hasta el 98% de protección, pero de momento sólo se ven en el ámbito ‘hospitalario’.

Sobre el tiempo de uso, lo mejor es seguir las indicaciones del fabricante. No por ser mejores duran días, y las 4 horas es también en su caso la medida estándar. Salvo que sean reutilizables y vengan marcadas con una ‘R’.

¡Ah! Y debemos tener en cuenta que si se humedecen por el vaho que exhalamos los días de frío, o se mojan por la lluvia, hay que sustituirlas inmediatamente, aunque no se haya superado el tiempo.

Para confirmar que es el producto que estamos comprando, en el envoltorio debe aparecer el marcado CE y la referencia UNE EN-149.

Otra cuestión añadida importante sobre las mascarillas FFP2 es que debe usarlas cualquier sanitario que tenga que atender a pacientes diagnosticados de Covid-19. Y por eso la primera cuestión a tener en cuenta, según el doctor Molina, es que en todo momento “esté garantizado que el personal sanitario no va a tener falta de material”.

Ahora mismo, en unas fechas donde los contagios en nuestro país están alcanzando unos picos altísimos diarios, hay momentos críticos en el que las mascarillas disponibles en los centros hospitalarios están al borde de la escasez.

Otros tipos de mascarillas

Respecto a los otros tipos de mascarillas, que son las que tienen un uso más generalizado, es un buen momento para recordar sus características y confiar en que sigamos las normas de uso para estar de verdad protegidos.

Mascarillas higiénicas

Las mascarillas higiénicas no son un producto sanitario ni un equipo de protección individual (EPI). Y en este apartado entran hasta las mascarillas ‘caseras’, que están siendo prohibidas en algunos países por su ineficacia frente a las nuevas cepas.

Las que están aprobadas suelen estar compuestas por una o varias capas de materiales textiles y pueden ser de un solo uso o reutilizables.

Si no son reutilizables, en casi todos los casos el tiempo máximo de uso es de 4 horas, lo que no da ni para una jornada laboral completa. Y después de ese tiempo hay que tirarlas. Sin más. Para evitar la tentación de salir con algo que realmente no nos protege.

También debemos tirarlas si se humedecen o se mojan, porque a partir de ese momento dejan de proteger.

En cualquier caso, para el uso correcto de estas mascarillas (y de todas) la clave está en leer atentamente las indicaciones del fabricante sobre cuantas horas podemos llevarlas y, en el caso de que sean reutilizables, cuántas veces podemos lavarlas.

Porque dentro de las mascarillas reutilizables de tela, por ejemplo, las hay que admiten 5 lavados, otras en torno a 20, e incluso las hay que indican que sirven durante 50 lavados.

En todo caso, estos tiempos valdrán solo si seguimos las instrucciones de lavado indicadas en cada modelo (temperatura de lavado, si hay que plancharlas o no, si se pueden meter en secadora etc.)

Para los que quieran estar seguros de lo que compran, es muy importante buscar en el envoltorio de la mascarilla la referencias UNE0064 y UNE0065, que indican que cumple los requisitos técnicos para proteger contra la Covid.

Mascarillas quirúrgicas

Hasta hace un año estas mascarillas las veíamos cuando acudíamos al dentista, cuando nos sometíamos a alguna intervención quirúrgica y poco más. Ahora es parte de nuestro paisaje y de nuestra indumentaria.

Las mascarillas quirúrgicas están diseñadas para filtrar el aire exhalado y proteger a la gente que nos rodea. Y las podemos encontrar en farmacias, supermercados y otros establecimientos. Eso sí, deben ir siempre empaquetadas.

Aquí también las especificaciones del fabricante son de obligada lectura, puesto que ahí encontraremos las recomendaciones respecto al tiempo de uso.

Pero lo normal es que no deban superar las cuatro horas.

¡OJO! Algunas pueden tener fecha de caducidad.

Asegúrese de que llevan el marcado CE, que asegura que cumple con la legislación comunitaria. También debe aparecer la referencia a la norma UNE EN 14683 correspondiente al estándar de calidad.

Tenga siempre en cuenta que la mascarilla debe cubrir nariz, boca y barbilla dejando los menos huecos posibles.