Según la Fundación Española del Corazón, los altos niveles de colesterol (hipercolesterolemia) están detrás de una cuarta parte de las muertes por enfermedad cardiovascular. En el año 2017, la hipercolesterolemia fue la causa el 24,6% de los fallecimientos en hombres y del 22,5% en mujeres. Por eso no es de extrañar que el control de [...]Leer más...

Según la Fundación Española del Corazón, los altos niveles de colesterol (hipercolesterolemia) están detrás de una cuarta parte de las muertes por enfermedad cardiovascular.

En el año 2017, la hipercolesterolemia fue la causa el 24,6% de los fallecimientos en hombres y del 22,5% en mujeres.

Por eso no es de extrañar que el control de esta sustancia grasa natural presente en nuestro cuerpo y necesaria para el normal funcionamiento de nuestro organismo sea una de las grandes preocupaciones de los sanitarios.

Siempre hemos pensado que era saludable tener niveles altos de colesterol bueno (HDL). Pues bien, un estudio llevado a cabo por investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), y del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) matiza esta afirmación.

El HDL, colesterol encargado de transportar el exceso de colesterol al hígado para que sea destruido, se ha asociado a un menor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares. Pero ahora se ha demostrado que no todo el colesterol bueno es saludable. Los investigadores han confirmado que la presencia de partículas grandes de colesterol bueno se podría asociar a un mayor riesgo de infarto de miocardio.

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Y es que, según este estudio, el tamaño sí importa. Cuanto más pequeñas sean las partículas de colesterol bueno, más saludable será esta grasa natural y menos probabilidades de tener un accidente cardiovascular tendremos.

“Hay una relación causal positiva entre el tamaño de las partículas del HDL colesterol y el riesgo de infarto, por lo tanto, tenemos que conseguir incrementar los niveles de colesterol bueno en sangre, pero siempre en partículas pequeñas”, indica Roberto Elosua, último firmante del trabajo y jefe de grupo del CIBERCV, investigador del IMIM y de la Universitat de Vic–Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC).

Para llegar a esta conclusión los investigadores encargados de este trabajo, han analizado características genéticas que determinan el tamaño de las partículas de colesterol bueno, y, posteriormente, han estudiado su relación con el riesgo de presentar un infarto de miocardio.

En todo caso, las partículas de colesterol bueno son más efectivas a la hora de trasladar el colesterol al hígado para su eliminación. “Si tenemos que hacer alguna cosa con el HDL, es incrementar el número de partículas pequeñas, que son las que realizan de forma adecuada la función de eliminar el colesterol, las que realmente lo trasladan al hígado para su eliminación y no permiten que se acumule en las arterias y provoque enfermedades cardiovasculares”, apunta Álvaro Hernáez, investigador del CIBEROBN y del IDIBAPS.

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De momento no existe ningún fármaco que ayude a aumentar los niveles de HDL y así limitar el riesgo de padecer alguna patología cardiovascular. Pero este nuevo hallazgo sí permite abrir camino hacia la búsqueda de otras alternativas terapéuticas, no dirigidas tanto a incrementar la cantidad de partículas de colesterol bueno, sino a reducir su tamaño.

Así que, de momento y hasta que se desarrollen nuevos fármacos, tendremos que seguir manteniendo nuestro colesterol a raya con las recomendaciones que nos ofrece la Fundación Española del Corazón: