Estar casado reduce el riesgo de sufrir un infarto.

Así lo demuestra la última investigación llevada a cabo por la Sociedad Europea de Cardiología, que ha sido presentada en ESC Acute CardioVascular Care 2021.

El estudio, que se ha servido de los datos del proyecto MONICA (Monitoring Trends and Determinants of Cardiovascular Disease) de la Organización Mundial de la Salud, ha buscado la forma en que el «agotamiento vital» influye a los hombres.

Agotamiento vital, definido por el autor del estudio, el doctor Dmitriy Panov, miembro del Instituto de Citología y Genética Novosibirsk, en Rusia, como la «fatiga excesiva, los sentimientos de desmoralización y el aumento de la irritabilidad. Una respuesta a problemas insolubles en la vida de las personas, particularmente cuando no pueden adaptarse a la exposición prolongada a factores de estrés psicológico».

Una situación que aumenta en gran medida las posibilidades de que los hombres sufran un infarto de miocardio, especialmente aquellos que nunca se han casado, que están viudos o que se han divorciado.

La investigación apunta que el 67% de los hombres analizados tenían agotamiento vital, el 15% con un nivel muy alto y el 52% con un nivel moderado.

Según las cifras reveladas por el estudio, los hombres con niveles moderados o altos de agotamiento vital tiene un riesgo casi tres veces superior de sufrir un ataque cardiovascular en el lapso de cinco años, de 2,25 veces en 10 años y de 2,1 veces más alto en catorce años.

Un análisis, en el que al incluir la variable sobre el estado civil deja a las claras cómo se reducen las posibilidades de sufrir un infarto al estar casado.

El crecimiento en el número de posibilidades de sufrir riesgo cardiovascular aumenta desde los hombres que nunca se casaron (3.7 más opciones), pasando por quienes se divorciaron (4,7 opciones más) y hasta los que enviudaron (más 7 puntos) con respecto a los que están casados.

Estos resultados permiten establecer un patrón entre desventaja social y agotamiento vital que «debe tenerse en cuenta para evaluar los riesgos».

Podríamos resumirlo en que, según el estudio, a nuestro corazón le va bien que nos casemos.

La mayor causa de muerte en el mundo

El infarto de miocardio (IM), entendido como «la muerte de células cardíacas provocada por la isquemia resultante del desequilibrio entre la demanda y el aporte de riego sanguíneo por la circulación coronaria», supone ya el fallecimiento, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, de más de siete millones y medio de personas en todo el mundo.

En el caso de España, la cifra, aunque se reduce año a año, se ha mantenido estable durante el último lustro, rondando cada año los quince mil fallecimientos (15.932 en 2015 / 14.521 en 2018), suponiendo casi el 32% del total de las muertes en el país.

Nuestra vida acelerada, la falta de descanso y el estado de nuestras ciudades influye de manera negativa en nuestros corazones.

Según el Doctor Panov, «los esfuerzos para mejorar el bienestar y reducir el estrés en el hogar y en el trabajo pueden ayudar a reducir el agotamiento vital. La participación en grupos comunitarios es una forma de aumentar el apoyo social y ser menos vulnerable al estrés. Junto con un estilo de vida saludable, estas medidas deberían ser beneficiosas para la salud del corazón».

La Fundación Española del Corazón refleja cómo las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados, llegando a provocar más del 40% de las que se producen en el continente europeo.

Si analizamos cómo afecta a hombres y mujeres el riesgo de fallecimiento por infarto de miocardio, queda claro, según los datos del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, que son ellas quienes se ven más afectadas.

Tanto es así que las muertes entre mujeres duplican al número de hombres fallecidos a causa de un infarto de miocardio.

El tiempo juega un factor clave a la hora de evitar una muerte a causa de un infarto y para la doctora Sambola eso marca la diferencia entre hombres y mujeres ya que ellas «aguanta más el dolor y minimizan los síntomas».

En lo que no hay diferencias entre hombres y mujeres es en cuanto a los síntomas: dolor intenso en el pecho que se puede llegar a reflejar en el brazo izquierdo, especialmente entre ellos, en el cuello o en la espalda.

Una afección para la que la hipertensión, el colesterol, la diabetes y el tabaco son los mayores factores de riesgo, y de los cuáles, según la Fundación Española del Corazón, el 90% se podía prevenir.

Y es que, en palabras del Doctor Alfonso Varela Román, cardiólogo del Centro Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, «el 80% del riesgo de infarto se puede eliminar dejando de fumar, con ejercicio físico regular y una dieta sana».

Sea hombre o mujer, practique deporte a diario, coma sano y evite el consumo de esos productos que todos sabemos que son dañinos para el motor de nuestro cuerpo. Y si encuentra a su otra mitad, y eso le hace feliz, cásese.