Cuando pensamos en fisioterapia lo más normal es que la asociemos a lesiones, roturas, contracturas. Pero el trabajo de estos profesionales va más allá. Y es que cumplen un papel importante en los pacientes que son diagnosticados de cáncer.

Desde hace años se está registrando un aumento exponencial de casos de cáncer en el mundo. Se diagnosticaron cerca de 19,3 millones de nuevos cánceres en 2020 y se prevé que habrá 30,2 millones de casos nuevos en 2040, según la International Agency for Research on Cancer.

«La Fisioterapia Oncológica previene, trata, recupera o mantiene las secuelas de los pacientes con cáncer. Actúa en todas las etapas de la enfermedad: antes del tratamiento, en el diagnóstico, en el tratamiento oncológico y durante toda la vida del paciente después de haber superado el cáncer», explica Ana Serrano, presidenta de la Comisión de Fisioterapia Oncológica y Cuidados Paliativos del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.

Una vez que ya se han iniciado las sesiones de quimio y radio, la fisioterapia ayuda a minimizar los efectos secundarios en el sistema cardiovascular, muscular, articular o nervioso del paciente oncológico.

Y como afortunadamente ha aumentado la supervivencia de los pacientes oncológicos y su calidad de vida, el tratamiento posterior también será esencial para paliar las secuelas de la enfermedad.

Te puede interesar: Qué tipos de cáncer se diagnosticarán más en 2021

¿Qué efectos puede paliar la fisiología oncológica?

Ante un paciente con cáncer el fisioterapeuta puede trabajar en varios ámbitos. Los principales son dos, el dolor y la fatiga que sufren el 90% de los pacientes oncológicos en algún momento de su enfermedad.

En segundo lugar, está el trabajo que realizan para tratar todos aquellos problemas relacionados con las limitaciones de movimiento, la recuperación de la movilidad, el equilibrio o la musculación del paciente resultan fundamentales.

También se suele trabajar con los tejidos o con las cicatrices, alteraciones cardiovasculares, motoras, en la sexualidad, neuropatías, trismus (imposibilidad de abrir la boca) o incontinencias.

Te puede interesar: Día Mundial contra el Cáncer: Así estamos consiguiendo reducir su mortalidad

Incluso pueden ser fundamentales para prevenir complicaciones como el linfedema, que se produce cuando el sistema linfático no es capaz de drenar la linfa y provoca una hinchazón por acumulación de líquido en los tejidos blandos del cuerpo. Es clave en procesos como el cáncer de mama.

Para realizar este tipo de tratamientos los fisioterapeutas reciben formación especializada. Pero hay un elemento fundamental para que este trabajo sea eficaz, y es la coordinación absoluta con el oncólogo y con el resto de profesionales que tratan al paciente.

Así, se podrá determinar si el paciente se encuentra en un estado óptimo para recibir el tratamiento de fisioterapia o si se debe posponer.

Además, «las técnicas se adaptan siempre de manera personalizada. No hay dos pacientes con los mismos síntomas. Aunque padezcan el mismo tumor y reciban un tratamiento similar, cada una reacciona de modo distinto y nos adaptamos a cada situación», añade Ana Serrano.