Un nuevo y "raro" instrumento está sonando en plena capital tinerfeña. La calle Castillo es conocida por el arte que se esconde en cada esquina. Hay quien hace de mimo, quien baila, e incluso quien hace malabares. En esta ocasión lo que suena en esta zona comercial es, cuanto menos, inusual.

El sonido que este joven hace con palos de una batería, trozos empatados de tuberías y cubos de pintura, no tiene desperdicio.