Rafael ha conseguido salvar su vida, pero ahora lucha por recuperar su autonomía. Tiene 46 años y trabaja en una empresa financiera. Ingresó en el Hospital Gregorio Marañón el 16 de marzo. Ha pasado siete semanas en la UCI, tres de ellas en coma inducido y ahora lleva ya otras tres en planta. El tiempo en la UCI le ha dejado sin masa muscular. No puede levantarse por sí mismo, ni caminar, pero tampoco hacer actividades cotidianas como abrochar un botón. Fisioterapeutas ocupacionales trabajan a diario con él. El Covid-19 deja en algunos pacientes también secuelas cognitivas, problemas de memoria y concentración o dificultad para hablar. En el Instituto Guttmann de Barcelona trabajan para paliar estas secuelas, también por videoconferencia con los que ya están en casa. Muchos de los pacientes graves que se infectaron al principio de la epidemia aún trabajan por recuperar su normalidad.