Ha llegado a Portland, Estados Unidos, con una misión: aliviar la tensión. Es esta llama. Su nombre es César y se encarga de acariciar a los activistas que luchan contra los abusos raciales. Su carácter pacifista no discrimina a nadie. Tampoco a los agentes de la ciudad.

Todos quieren a César y César también los quiere a todos. Hace amigos entre los manifestantes y también entre las fuerzas de seguridad. Y esa es su misión: conciliar entre los dos bandos.

En medio de la crispación y las protestas antirracistas, este animal de solo seis años es quien aporta algo de tranquilidad. Todo el que lo ve se acerca para tomarse una foto o abrazarle. Imágenes enternecedoras que ponen un punto de calma en medio del caos. Su dueño cuenta que no es la primera causa social en la que participa y tampoco será la última. César continuará poniendo paz allí donde haya gresca.