"A pesar de estar en el culo del mundo damos calidad". Con esas palabras ha tratado de callar la boca un hostelero a un presunto cliente insatisfecho que había criticado la comida de su establecimiento a través de una popular red social. La queja era injustificada a ojos del empresario.

La mala crítica es la siguiente: "Despues de reservar para un grupo de 40 personas con más de un mes de antelacion y tener unos menús cerrados, nos avisan el día anterior que no nos van a servir merluza porque está muy cara y perderían dinero. En cambio sí que se acuerdan de cobrarnos 15 menus de cordero a pesar de que lo comieron solo 13 (porque el mínimo para cordero son 15). Tampoco nos han querido dar para llevar los dos menús sobrantes de cordero".

Aún hay más. "Evidentemente tampoco disponen de hojas de reclamaciones (que os recuerdo que llamando a la policia son 3000€ de multa). Tampoco se han dignado a invitar a chupitos (los han cobrado todos). Sí señor, con dos narices", clama el comensal, que prosigue: "Luego nos quejamos de que no hay trabajo, que la hosteleria va mal y no sé cuánto más. No recomiendo este sitio a nadie, son unos impresentables y el sitio está en el culo del mundo".

La respuesta del empresario no se hizo esperar: "Es cierto que reservo la mesa con un mes de antelación , pero lo que querian comer lo eligieron tres o cuatro días antes. Respecto a la merluza, no sé si lee la prensa, pero durante toda la semana no salieron apenas los barcos y no había pescado, por lo que intenté aguantar hasta última hora. Podía haber dado merluza de volanta, pero apesar de estar en el culo del mundo damos calidad y cantidad".

La defensa del hostelero no terminó aquí: "El día antes hablamos con la gente que tenía merluza y lo cambiaron por lo que quisieron sin ningun problema. El menú de cordero le dije un mes antes que mínimo 15 personas. En su día me dijo que igual no llegaban a 15, pero me dijo que no pasaría nada, que lo pagarían (y sí que los dos menús que sobraron se los llevó para casa). También disponemos de hoja de reclamaciones".

Otro de los asuntos que molestó al empresario fue el de los chipitos. "Me preguntó si entrarian con el menú y le dije que no, que dábamos calidad y cantidad y que no podía ser. No somos impresentables, somos personas y nos podemos equivocar; pero intentamos hacer las cosas bien, sin engañar nunca al cliente. Esa fue nuestra intencion, pero si usted no lo entendió así lo sentimos".