Los canarios Raúl y Claudia, participantes en 'La Isla de las Tentaciones 3', comenzaron su historia de amor con una relación abierta hace tres años. Ambos entendían que, a pesar de estar enamorados, su atracción por otras personas les impedía guardarse fidelidad y, aunque al principio, tanto Claudia como Raúl, creían estar de acuerdo, pero no todo era lo que parecía.

Claudia, cansada de sentir que tenía que compartir a su novio, se plantó y le pidió a Raúl cerrar su relación. A pesar de que él se negó, terminó cediendo al darse cuenta de que podía perder a Claudia.

Aunque aseguran que ahora viven un momento muy feliz, las dudas iniciales de Raúl y las inseguridades de Claudia, han provocado que su relación no esté tan consolidada como les gustaría y llegan a la isla dispuestos a que eso por fin cambie, aunque ¿saldrán reforzados de esta experiencia?

Tercera edición

Cinco nuevas parejas pondrán a prueba su relación en un entorno paradisíaco en 'La Isla de las Tentaciones 3'. Esta intensa experiencia les dará a todos los participantes la oportunidad de conocer mejor sus propios límites, pero también los de sus respectivas parejas. Todos ellos han aceptado el reto del programa con el objetivo de consolidar sus relaciones, sin embargo, todos son conscientes de que algo en sus parejas no funciona bien.

De nuevo, las parejas vivirán por separado, sin contacto alguno entre ellos, y acompañados por un grupo de 20 solteros -10 chicos y 10 chicas- en busca del amor, con un alto grado de afinidad y compatibilidad con los perfiles de las parejas.

La nueva entrega traerá más tentaciones, más celos, más desconfianza y multitud de novedades que harán que nada vuelva a ser como era antes en el paradisiaco enclave del programa. Entre ellas, 'La luz de la tentación', un nuevo elemento que alterará la tranquilidad de las parejas.

En su llegada a la isla, cada miembro deberá marcar el límite que no está dispuesto a permitir cruzar a su pareja en su paso por el programa, la línea roja que podría sentenciar el futuro de la relación. Cada vez que alguien ose rebasar el límite por primera vez, una luz se encenderá y una sirena sonará en la otra villa. De esta manera, los participantes tendrán un aviso de que algo 'grave' ha pasado al otro lado, pero no sabrán quién ha sido el responsable ni qué es lo que ha hecho.