En 2020, año en el que se descubrió el coronavirus, en Europa se noticiaron más de 26 millones de contagios y más de 580.000 muertes por esta causa. Unas cifras que siguen aumentando en 2021 y que están haciendo que más de 280 millones de personas vivan en países que han aprobado un confinamiento total o vayan a implantar medidas más restrictivas a lo largo de la próxima semana. Pero, también ha dejado noticias esperanzadoras con el avance de las vacunas y las distintas historias de cómo se ha superado la enfermedad. Es el caso del grancanario Alejandro Bordón, que narró el pasado fin de año, a través de sus redes sociales, cómo vivió el Covid-19 que le obligó a estar hospitalizado en el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria.

La historia de Alejandro se ha vuelto viral en las distintas redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea y ha generado multitud de mensajes de apoyo y agradecimiento por contar su experiencia.

"El lunes 14 de diciembre mi madre ya llevaba dos días con varios síntomas, por lo que le hicieron una PCR y el martes da positivo. Al dar positivo, mis hermanos y yo inmediatamente nos fuimos a hacer la prueba y tuvimos que hacer cuarentena en casa, donde la cuidábamos y atendíamos para que todo saliese bien. El miércoles 16 mis hermanos y yo dimos negativo, pero el domingo de esa misma semana, yo empiezo con una fiebre y una tos un tanto extraña. El martes, 22, como tenía la segunda PCR, el médico me dice que espere a ese día para ver si tengo Covid o no. Efectivamente, me hago la prueba y di positivo", comenzó a relatar.

"Estuve en casa varios días con bastante fiebre y tos, dolores musculares, perdí el gusto y el olfato, escalofríos, perdí mis fuerzas, estaba débil, no podía ni caminar al baño, hasta que ya cada vez me costaba más respirar, por lo que decidimos llamar a la ambulancia el jueves 24 y me ingresaron. Ingresé fatal en urgencias del Hospital Insular. Los médicos me dijeron que no sólo tenía covid, sino que tenía una neumonía bastante chunga y muy poco oxígeno en sangre por lo que tenían que ingresarme durante varios días... y hasta hoy, que por fin me dan la maravillosa noticia de que puedo irme a casa con mi familia y pasar esta fecha tan señalada con ellos", continuó.

"Mis días en el hospital han sido una auténtica pesadilla, al menos los primeros días... De verdad que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Me asfixiaba por cualquier gesto que hacía, hasta el punto que jadeaba como un perro. No podía ni comer, ni dar dos pasos para ir al baño, tenía que orinar en la cama, los dos primeros días aseándome con toallitas porque ni ir al baño podía.El tercer día me bañó una enfermera como pudo y fue un suplicio, o sea, no se imaginan qué horrible es la sensación de ahogarte, de querer respirar bien pero tus pulmones te lo limitaban muchísimo. Súmenle la fiebre, la pérdida de apetito, los pinchazos a diario para hacerme análisis, pinchazos en la barriga para que no se coagule la sangre, pinchazos en la arteria (terrible y los más dolorosos) para ver el oxígeno en sangre, medicamentos por vía intravenosa... Después del cuarto día pude ducharme por mí mismo, al igual que ir al baño a hacer mis necesidades y ver esos cambios me daban hasta ganas de llorar porque se me había hecho muy difícil los días anteriores. A eso le sumaba que estaba solo, echaba mucho de menos a mi familia, me veía encerrado entre 4 paredes, donde no pasaban las horas y todo se me hacía cuesta arriba, apenas iba viendo mejoría con el paso del tiempo y eso me agobiaba muchísimo y me frustraba, pero no me quedaba otra que tener paciencia...", prosiguió.

"Estoy enormemente agradecido con las enfermeras, especial mención a Virginia, que aún estando fuera de su jornada laboral, sigue preocupándose por mí. Todas han sido un auténtico amor durante mi estancia y que de verdad no hay dinero en el mundo para pagarles lo bien que se han portado", quiso agradecer al personal sanitario de la planta 8 del Hospital Materno Infantil.

Sobre aquellos que dudan de la existencia de la Covid-19 y de la eficacia de las vacunas afirma que "era de los primeros que ponía en duda al virus y lo cuestionaba bastante, por mucho que luego tomase las medidas necesarias, pero nunca llegué a imaginar la verdadera gravedad. Será porque no conocía casos cercanos, porque apenas me fiaba de los medios de comunicación, etc, y asumo mi culpa y mi error por haber pensado así, porque después de esta experiencia, les aseguro que no, que el virus es algo serio y que casi decide robarme la vida".

"Pero no pudo, porque soy fuerte, porque estoy rodeado de gente que durante estos días me han brindado y transmitido su amor y cariño con mensajes y apoyo a diario que me han dado fuerzas para continuar y seguir adelante, y reboso de alegría y agradecimiento por tener en mi vida gente así. Mil gracias amigos y familia, de verdad que esta experiencia me ha enseñado muchísimo y me ha hecho valorar infinidad de cosas y es algo que jamás en la vida voy a olvidar. Queda Alejandro para rato, para darles por saco y aburrirles con las historias, así que si me daban por perdido, ni lo sueñen, porque tengo más ganas de vivir que nunca", finalizó.