Un nuevo episodio de violencia a bordo de una aeronave comercial en los EEUU, ha obligado a las autoridades a replantearse el endurecimiento de la política de “tolerancia cero” implementada a principios de este mismo año.

El extraordinario aumento de altercados de esta naturaleza, propició la intervención de la Administración Federal de Aviación en Septiembre de 2020, aprobando sanciones que llegan hasta los 35.000 dólares.

Según la asociación CWA, que representa a más de 50.000 tripulantes de cabina en los EEUU, sólo desde Enero y hasta el pasado mes de Julio se habían registrado 3.615 incidentes que involucran a pasajeros conflictivos.

Esto significa que el 60% de todos los auxiliares de vuelo que prestan sus servicios en aerolíneas estadounidenses, han tenido que gestionar situaciones de abusos físicos, verbales, y conductas inapropiadas por parte de clientes.

Uno de los últimos altercados surgía el pasado Sábado 31 de Julio, a bordo de una aeronave perteneciente a la flota de la compañía Frontier Airlines, que operaba el vuelo 2289 entre las ciudades de Philadelphia y Miami.

Maxwell Berry, de 22 años de edad y recién graduado por la Universidad Wesleyan, se encontraba sentado en el asiento 28D.

Después de beber dos copas, se aproximó a una de las tripulantes de cabina para solicitar la tercera.

Cuando esta se dio la vuelta en el pasillo, aprovechó para restregar el vaso vacío que portaba por la espalda de la empleada, razón por la cual se le indicó que no podía tocar a ningún miembro de la tripulación.

Posteriormente se metió en el WC, del cual salió desnudo de cintura para arriba.

Una vez más, la auxiliar de Frontier le indicó que debía vestirse, y se ofreció para ayudarle a sacar una camiseta de su equipaje de mano.

Según consta en la denuncia presentada por la aerolínea, fue en ese momento cuando Maxwell se abalanzó sobre ella y le tocó los pechos.

Una compañera acudió para ver lo que estaba pasando, y de nuevo el pasajero procedió de la misma manera, lo que ocasionó la intervención de otros pasajeros que se levantaron para prestar ayuda a las agredidas.

Cuando un tercer tripulante de cabina se acercó a Maxwell para recriminarle su actitud, este le propinó un puñetazo en la cara.

A partir de ese instante, Maxwell comenzó a insultar y amenazar al resto de pasajeros, por lo que fue necesario tomar medidas urgentes para evitar que el conflicto siguiese subiendo en intensidad.

Gracias a la ayuda de varios voluntarios y con tan solo un rollo de cinta aislante, se consiguió reducir al pasajero conflictivo en su propio asiento, al que quedaría pegado (literalmente) durante el resto del trayecto.